¿Libertad o condena?

Tienen algún sentido los zoológicos hoy en día? ¿Hay algún valor en mantener animales fuera de sus hábitats naturales con el único fin de su exposición ante el público? ¿Se justifica su existencia de alguna manera? Muchas son las voces críticas que se han levantado contra este tipo de instalaciones en los últimos años. Dentro de la corriente cada vez más creciente de los defensores de los derechos de los animales, se cuestiona muy duramente su validez como modelo de conservación e investigación. Y los últimos sucesos en diferentes zoológicos de todo el mundo no han hecho más que reavivar este debate.
Muchas ONG animalistas han puesto en su punto de mira estas instalaciones. La acción más reciente tuvo como objetivo el Loro Parque de Tenerife. Dolphin Project inició una campaña contra el zoológico difundiendo un vídeo de una de sus orcas, Morgan, en el que realizaba un varamiento en la plataforma fuera del agua. La ONG argumentaba que el animal estaba intentando suicidarse y reclamaban su puesta en libertad. Pero la realidad se empeña en ser complicada y no es una cuestión de buenos y malos, de blancos y negros. Hay muchos matices que a veces no se nos ofrecen.
El caso de Morgan no es ni el primero ni será el último. Muy famoso fue hace años el de otra orca, Keiko, que se hizo mundialmente conocida por la película Liberad a Willy. La presión ejercida por el público hizo que el animal fuera puesto en libertad. Pero pocos saben que poco después la orca falleció por un catarro. No estaba preparada para vivir fuera de su acuario. Con Morgan lo que pocos saben es que es sorda, motivo por el cual acabo varada cuando vivía en libertad y que su regreso a la naturaleza sería firmar una condena de muerte.
Los zoológicos nacieron en su día con una intención, la de permitir que aquellas personas que no disponían de la posibilidad de viajar disfrutaran fácilmente de la enorme biodiversidad del planeta. Pero es cierto que esta primera intención se ha ido modificando. Hoy en día estos centros sirven como refugio para animales que han sufrido algún tipo de percance en estado salvaje, como reserva de aquellos en peligro de extinción y también como centros de investigación. Su labor divulgativa sigue siendo la más visible, pero no la única. Así que no nos dejemos cegar por los focos y miremos un poco más allá, valorando realmente todo el trabajo que estas instituciones realizan.

¿Libertad o condena?

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