¿Granjas de pulpos?

Si hay algo que defina a Galicia gastronómicamente eso es el pulpo. Se ha convertido en un emblema de esta tierra que triunfa allá por donde va. Sin embargo, recientemente los amantes de este cefalópodo hemos sufrido al ver como su precio se disparaba. 

La razón es sencilla. La sobreexplotación ha hecho que su captura ya no sea tan abundante como antes. A igual o mayor demanda, una menor oferta de producto se traduce instantáneamente en un encarecimiento del producto. Por eso, cuando a finales del año pasado investigadores del Instituto Español de Oceanografía de Vigo anunciaban que habían logrado reproducir pulpos en cautividad, un hallazgo largamente buscado por el sector de la acuicultura, muchos fueron los que se alegraron.

Pero las cosas nunca son sencillas. Tan solo unos meses después de este anuncio, un grupo de investigadores ha denunciado los planes para crear granjas de pulpo. Consideran que esta práctica resulta peligrosa para el medio ambiente además de poner en duda su ética, solicitando que se bloquee la financiación de estas empresas.

El primer punto para denunciar las granjas de pulpo es el de la sostenibilidad. Se trata de un animal carnívoro con una tasa de conversión de alimentos muy elevada. Tanto es así que por cada kilo que pesa un pulpo, este necesita tres de comida para mantenerse. 

Criar en cautividad estos animales obligaría a una sobreexplotación de los mares que ya se encuentran muy esquilmados. Los científicos que se oponen a la cría en cautividad del pulpo consideran que esta incrementaría la presión sobre los animales acuáticos silvestres y apuntan que la cría de especies carnívoras va en contra del objetivo de mejorar la seguridad alimentaria mundial.

El segundo punto sobre el que basan estos científicos su oposición al proyecto tiene que ver con la ética. Los pulpos está demostrado que son unos animales extremadamente inteligentes. 

Más allá de garantizar en estas granjas su salud y seguridad biológica básica, consideran que los sistemas agrícolas intensivos serán incapaces de ofrecer los altos niveles de estimulación cognitiva que estos cefalópodos necesitan, así como oportunidades para explorar, manipular y controlar su entorno. En definitiva, apuntan que sería una crueldad excesiva este tipo de granjas por todo el sufrimiento que se ocasionaría a los pulpos. El debate está servido.

¿Granjas de pulpos?

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