Difícil equilibrio

Descubren un “punto débil” en cáncer de páncreas que mejorará su detección y tratamiento. Hallados nuevos supresores tumorales en linfoma de células B. Descubren nuevas bases terapéuticas para cáncer colorrectal. Identifican un nuevo biomarcador para terapias personalizadas en cáncer. 

Estos cuatro titulares son solo de la semana pasada y en todos ellos se adelantan grandes avances en la lucha contra una de las enfermedades más letales del hombre: el cáncer.

Sin embargo, falta todavía para que algunos de estos descubrimientos acaben llegando a la práctica clínica. Muchos de estos avances sólo han sido testados en modelos animales, necesitando todavía varios años hasta que puedan hacerse los primeros ensayos clínicos con pacientes y más todavía para que demuestren su utilidad y acaben siendo aprobados.

Mientras, muchos pacientes de cáncer que ven estos titulares en prensa corren a los centros de referencia para preguntar si ellos pueden verse beneficiados y aquí llega la desilusión cuando hay que explicarles esta cruda realidad. Aunque muchas veces en estas noticias se avisa de que se trata solo de los primeros pasos, quien las lee, acuciado por la espada de Damocles que supone el cáncer en su vida, se aferra a la esperanza de pensar que quizás si haya habido un milagro que pueda salvarle.

¿Debemos dejar de comunicar entonces los avances que se producen en la investigación? Tampoco creo que sea esa una solución. 

Muchos centros deben rendir cuentas del trabajo que realizan y la divulgación de sus hallazgos es sin duda uno de sus valores más importantes. Es una situación complicada y la sutil diferencia ente informar con ilusión de un nuevo avance y la exageración de resultados no ayuda en absoluto a mejorarlo.

Muchos investigadores tienen precisamente miedo a que se malinterprete su trabajo y son muy cautos cuando hablan con la prensa, pero al mismo tiempo se ven obligados por la necesidad de hacer valer la importancia de su trabajo para poder seguir optando a fondos que les permitan continuar adelante. 

Desde la prensa hemos de saber echar una mano en esta difícil tarea y empezar a cuidar la manera en como titulamos. Y también los lectores deben tomar consciencia de que la ciencia avanza a pasos pequeños. Ganaremos la guerra del cáncer, pero antes habrá que librar mil batallas. 

Difícil equilibrio

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