La ciencia necesita dinero

Invertir en ciencia es invertir en el futuro del país. Pero esto parece que no todo el mundo lo tiene tan claro. O si lo tienen claro, no se aplican a convertir en hechos las muchas buenas palabras que se vierten día sí y día también en los discursos de nuestros políticos aquí en España. Y es que, aunque nadie niegue o contradiga la importancia de invertir en la ciencia, lo cierto es que el panorama al que se enfrentan los investigadores en nuestro país es bastante desalentador.
Hace siete años el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) contaba con una plantilla de 16.000 investigadores. Hoy son 5.000 menos. Y el problema no es solo que su número se reduzca, sino que también están envejeciendo y no se produce un recambio de los que cuelgan las batas. Este pasado lunes por primera vez el CSIC organizó un encuentro en Madrid para analizar el futuro de la mayor organización de investigación en España. Un millar de investigadores se dieron cita y el mensaje no pudo ser más claro. O cambian pronto las cosas, o en un futuro lo de investigar se va a acabar en España.
Desde el Ministerio de Ciencia de Pedro Duque conocen muy bien la situación y dicen que están manos a la obra para intentar enmendar este catastrófico panorama que se pinta desde el CSIC. Antes de finales de año está previsto sacar un paquete de medidas destinadas a fomentar la I+D+i. Reducir la burocratización de la ciencia y agilizarla actividad se presentan como las dos principales urgencias, aunque no las únicas.
Sin duda el principal problema que tenemos en nuestro país es el de la precariedad laboral, que en el caso de la investigación es si cabe todavía mayor. Estabilizar las plantillas y conseguir mantener a los jóvenes investigadores al tiempo que se atrae de nuevo a aquellos que se marcharon son los deberes que el gobierno tiene por delante. Para conseguirlo hay miles de recetas, pero todas pasan inexcusablemente por un paso indispensable: dotar de dinero a los centros de investigación.
Durante los peores años de la crisis, los países nórdicos en vez de recortar la inversión en ciencia la aumentaron, todo al contrario de lo que se hizo en España. Esto les ayudó a sobrellevar mejor la situación. Veremos si ahora hemos aprendido y de una vez por todas nos acabamos de creer de verdad que apostar por la investigación es apostar por el futuro.

La ciencia necesita dinero

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