Calentamiento global

Nuestro planeta está que arde. Literalmente. Los últimos datos difundidos por la NASA nos dicen que este pasado mes de mayo ha batido el récord de calor, con una temperatura media global casi un grado por encima de la media del periodo de referencia (1951-1981). Además este mayo ha sido el más caluroso de todos desde que se tienen registros, allá por el lejano 1880. Estos datos no son los únicos preocupantes. Se trata también del decimotercer mes consecutivo en que se bate el record de temperaturas a escala global. Cuando vamos por la mitad del año todo parece indicar que este 2016 se convertirá en el más caliente. El anterior record lo ostenta el 2015.
Con todo esto resulta imposible negar el calentamiento global. No estamos hablando de datos aislados, sino de una tendencia que se consolida. Los efectos ya se están haciendo notar. De esta forma, este año los deshielos en el Ártico se han adelantado y que la cobertura de nieve en el hemisferio Norte haya sido extremadamente reducida. Son muchos los avisos que estamos recibiendo y no sirve de nada mirar a otro lado.
No es el único dato preocupante. Según un estudio liderado por expertos de la Universidad de Exeter, el 2016 será con toda probabilidad el primer año con una concentración de CO2 en la atmósfera superior a las 400 partes por millón. Esta barrera ya había sido superada con datos mensuales en varias ocasiones. Sin embargo hasta ahora no se había rebasado durante un año completo. ¿Casualidad? Todo puede ser, pero a veces la explicación más sencilla es la auténtica.
De esta forma, los que antes negaban la evidencia del cambio climático ahora se aferran a la teoría de que este es natural, y que las acciones del hombre en realidad no tienen el impacto que se le quiere hacer ver. Acusando a los científicos de alarmistas, muchas veces se ha argumentado que se ha exagerado la influencia que nuestra actividad tiene sobre el planeta. Es cierto que a lo largo de la historia de nuestro planeta se han producido diferentes cambios en el clima y que no sabemos todo lo que en ellos interviene. Pero negarse a tomar medidas basándonos en que no está demostrada la influencia del hombre es un mal negocio. Ante la evidencia del cambio climático no está de más que se tomen las medidas necesarias para evitar futuros catastróficos. Al menos mientras sea posible.

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