Teatro eléctrico kafkiano

Que el llamado libre mercado de la energía es un tinglado amañado entre varios, arropado por los mandatarios que gobiernan España los últimos 20 años, no ofrece duda.
Reconociéndose en la pillería retratada por los clásicos españoles y reconciliada con la corrupción política e institucional a la que parece perdonar como si comprendiese que de estar en el lugar del corrupto obraría igual, la sociedad reacciona frente a lo que entiende como una nueva modalidad de atraco desde el Gobierno: el llamado nuevo hachazo eléctrico.
Por contraposición al tradicional “contador de la luz”, analógico, el llamado contador inteligente es aquel, digital, que permite ver el consumo eléctrico a cada hora del día, facilitando su lectura por telegestión, sin necesidad de la visita de personal de la compañía.
Bien; existe una plataforma cívica, integrada por la Asociación para la Calidad de la Edificación, cuyo objetivo es denunciar ante todo tipo de Tribunales las irregularidades detectadas en la normativa del sector eléctrico. 
Se basa, fundamentalmente, en lo que todos pensamos: que los Gobiernos han beneficiado a la industria eléctrica. 
Las compañías gozan de millones de beneficios mientras nos machacan con que debemos 30.000 millones de euros por un déficit tarifario del que no existe auditoría independiente.
Basándose en estudios realizados afirma que este contador provoca un aumento del recibo de la luz de entre un 20 y 35% sin modificar hábitos de consumo.  Mantiene, literalmente, que “la existencia del contador inteligente en el control del consumo implica que el precio de la electricidad se divida en tramos horarios, de 15 minutos, y así, conociendo los hábitos de consumo de la sociedad española, el Gobierno diseña un sistema (que califica de perverso) en virtud del cual impone un precio mayor del regulado en aquellas horas donde más habitualmente se localizan los consumos domésticos”,  concluyendo que lo que persigue únicamente es recaudar más por el mismo consumo por lo que, dado que estos contadores no son obligatorios hasta  2018, llama a la rebelión y sugiere imprimir un cartel  que pone a disposición del consumidor, para que sea colocado en portales y asociaciones vecinales para que sea leído y nos enteremos de: 
1) Que es ilegal. “Porque a día de hoy el Real Decreto que obliga a instalarlo no ha sido adaptado a la legislación europea”. Bueee…; subsanable. 2) Que te espía. “Porque la compañía tiene datos de tu vida, como conocer cuando no estás en casa”. Bueee…; también el Banco conoce tus posibles, cuánto sacas y en qué bolsillo te lo llevas. 3) Que es manipulable. “Porque la telegestión permite a la compañía manipular fraudulenamente el contador”. Bueee…; también uno del Banco puede transferir unos eurillos de tu cuenta a la suya! 
4) Que está pensado para multar. “Porque si se golpea, aparece el triángulo de alerta, interpretando como que hubo intento de abrir la tapa y pueden multarte con hasta 1.500 euros”. Hombre, pues menudo trasto, que carece de elementos mecánicos,  si por un simple golpe deja de leer a toda una ciudad cuyos vecinos acuerden dar al mismo tiempo un martillazo a un trebello cuya fiabilidad es del 99,999%, aguantando sobretensiones, chispas y demás.
¿Qué hay detrás del contador inteligente en realidad? Que si te pasas de la potencia contratada en cualquier período a lo largo del día, medido en esos tramos por cuartos de hora, ese va a ser el Término de Potencia que te van a cobrar a partir de ese pico sufrido, cuando hasta ahora si te saltaba el limitador, esa era la única molestia que sufrías. 
Ahora, si teniendo enchufado lavaplatos, lavadora, cocina y calefacción, te descuidas y enchufas el calientaleches, ¡zasca!, el subidón de potencia, además de sobrecargarte ese exceso un 200%, te altera y “adecúa” automáticamente el TP a esa nueva situación de consumo, que podrás aceptar o no, pudiendo solicitar la reposición al TP  anterior pero habiendo aprendido la lección y poniendo más cuidado si no quieres que te casquen otro 200% al descuido siguiente.
¿Qué se persigue? Cambiar las costumbres de consumo, claro, para que NO se concentre todo el consumo en 4 ó 5 horas, obligando a las eléctricas a tener que abastecerlo a base de venga a construir centrales de todo tipo, venga  a aumentar la producción, de cualquier fuente de energía, para satisfacer esa demanda mientras en las restantes 20 horas del día no se consume nada, y frenar un teatro eléctrico kafkiano e insostenible.
 

Teatro eléctrico kafkiano

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