PURA DEMAGOGIA

Difícil solución tiene lo de Grecia y ya veremos si los efectos colaterales no nos alcanzan pues al enredo político-económico del asunto hay que sumarle las consecuencias que provoquen las mesnadas a través de las redes, deponiendo cada cual a gusto. Todo un caldo de cultivo.
Del caso griego ya se ha dicho y escrito de todo; personalmente, suscribo lo firmado por Blanco Valdés en “Grecia y el triple salto mortal de Tsipras”, por Jorge del Corral en “Il dolce far niente”; incluso el publicado en Diario de Ferrol, por M. Bustabad, “La pasta”, y por todos cuantos se pronuncien en similares términos porque la clase política es una excrecencia de la población, votada por esta, quien dejó hacer mientras se la mantuvo viviendo, feliz, en su Olimpo (aumento desmesurado de prejubilaciones, de incapacidades, de empleos en el sector público,...) ¡El dinero público no era de nadie!, ¿nos suena?, por lo que fue posible derrocharlo a manos llenas; unos préstamos fáciles de suscribir nos permitieron, a los griegos como a los españoles, comprar barco, piso, chalet y hacer, por qué no, un viajecito, a pesar de sólo disponer de un precario sueldo mileurista, acostumbrados a que los tomates crezcan solos, el turista se auto-entretenga en el Partenón y a que el sol mediterráneo no falle nunca. ¡Cómo no seguir votando semejante jauja a  pesar de una clase política, antes de Tsipras, ladrona y en connivencia con las grandes fortunas! “Qué boa vidiña se durase”, dixo o porquiño o día de San Martín, choriqueando.
Pero ese dinero público, fácil, no se dio para otorgar pensiones públicas al cumplir los 50 años sino ¡para invertir en cosas rentables! Y ahora los acreedores, que se quieren cobrar según lo pactado, en virtud de cláusulas indecentes o no pero voluntariamente suscritas en su día para seguir manteniendo el estado de jauja, son el nuevo Ejército que somete y aniquila a los pueblos. Son “la dictadura de los mercados”. Mira tú.
Tsipras, aún desconociendo lo que habría bajo las alfombras del palacio presidencial, no es idiota en ninguno de los sentidos, griego o latín; sabía que por pillar votos y ganar no estaba diciendo la verdad: que aún perjurando en arameo, hay que pagar y aún necesitará algún préstamo más. Lituania y Estonia, que también pertenecen a la CE y tuvieron que apretarse el cinturón más que los griegos, no quieren oír hablar de darles más dinero porque están con el agua al cuello.
¿Será capaz Tsipras de acometer, para empezar, un programa de reformas estructurales tendente a mejorar la productividad, competitividad y fortalecer las instituciones del mercado laboral? De serlo, toda la movida habría servido de ejemplo al resto de los pigs, en similar situación, incluso en el plano interno (en España: Cataluña respecto de Andalucía); de no hacerlo, a esa parte del pueblo griego que sufre las consecuencias de unos políticos que le han estado engañando, la engañan y la seguirán engañando. ¿Solución? Pese a los demagogos que pululan por las redes, a quienes no les sale físicamente del bolsillo y “el dinero público no es de nadie”, no podemos mantener esa situación: 345.000 millones de euros  de deuda con el tercer rescate, según publican los medios de la propia CE, a aprobar por unos parlamentos que también se deben a sus votantes y ya no se fían de que ponerles la pasta en las manos sin más sea la solución de un pueblo pillo, y unos buitres financieros que por no fiarse un ápice del prestatario, les imponen unas condiciones espúrias y leoninas que tampoco ayudan. Además de falta de armonización fiscal, el sueño europeo adolece también de armonización de materia gris: 50 jardineros, empleados públicos en un edificio sin jardín, es comparable a los 40 conserjes de la Diputación del Orense de Baltar.
La parábola del Hijo Pródigo está muy bien pero no encaja con el protestantismo. ¿Qué se j…n? No, pero para traerlos al sentido común  y hacer de tarambainas algo fiable tendrá que acabar Tsipras recurriendo al crowdfunding.
Si no espabilamos y dejamos de acostumbrar a la gente a vivir sin dar golpe nos merendarán mientras los demagogos aludidos protestarán siguiendo los predicamentos de quienes baten sin más contra el capitalismo. Ejemplito: mientras seguimos entretenidos con la interrumpibilidad pero riendo las gracias a ciertos políticos, los chinos ponen la palanquilla aquí a precio de materia prima sin elaborar. ¿Compensará ir cerrando acerías y crear más paro, más subsidios y más la deuda?
 

PURA DEMAGOGIA

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