La marimorena

Del discurso de Fin de Año del presidente Feijóo me quedo con dos frases. Con una estoy de acuerdo: “Quien tiene responsabilidades públicas no puede... engañar a la gente afirmando que las soluciones son simples. No lo son”. Con la otra, menos: “...ese reconocimiento internacional certifica que la sociedad gallega está haciendo bien las cosas”. Requiere rectificación: “Ese reconocimiento internacional (a propósito de las últimas inversiones) compra empresas gallegas en crisis, a bajo precio, certificando que se han hecho las cosas muy mal”. Unos, dedicándose a robar impunemente gracias a autorregulaciones favorables al latrocinio. Otros, convirtiéndose en cooperadores necesarios al desentenderse mientras se jactaban, ignorantes, de no estar interesados en política. Y otros, políticos que hacen ahora una oposición mezquina, han gobernado y pudieron hacer o dejar de hacer lo que ahora exigen.
Resulta patético que un portavoz parlamentario le afee a Feijóo el discurso alegando que “es el responsable de que los gallegos vean multiplicados los impuestos y las tasas que gravan la economía de las personas”, como si el partido al que representa no fuera, por ejemplo, el de quien inauguró el infernal aumento de la factura eléctrica debido a los múltiples impuestos y recargos establecidos en base a la adopción de decisiones políticas en imperdonable perjuicio nuestro, permitiendo a las mismísimas compañías eléctricas escribir directamente en el BOE a su antojo y beneficio y por cuyos favores, repetidos por Aznar y Zapatero, los incorporan luego en sus Consejos de Administración con unos sueldos de escándalo, por supuesto repercutidos en la factura que pagamos. E.On, Endesa, Gas Natural..., llevan días publicando a toda página el desglose de la factura para que nos enteremos de una vez cuánto nos cuesta el kilovatio consumido siendo todo lo demás, 70%, costes ajenos a la producción, transporte y distribución eléctrica. Es decir, correspondiendo ese porcentaje al impuesto por el parón nuclear decretado por  González, primas eólicas promovidas por Aznar, parón de las primas eólicas promovido por Rajoy y así un rosario de decisiones políticas en su favor, y al pago de esos favores, los sueldazos vitalicios de quienes nos la han metido doblada de por vida mientras no aparezca un dirigente experto en la materia, ético y con collóns que diga ¡Basta!.  
Además de Felipe y Aznar, Solana, Borrel, Croissier, Ana Palacio, Teresa Ribera, Aceves, Oreja, Solbes... hasta 24 exaltos cargos relacionados con el sector identificó el digital elconfidencial.com, sobresaliendo la socia-lista Elena Salgado quien para no tener ni que esperar los dos años que marca la Ley de Incompatibilidad para ocupar un cargo relacionado con las que fueron sus funciones públicas, no consideró poco ético burlarla haciéndose contratar por una filial en las quimbambas.
Así las cosas, ¿es al PP o al PSOE  al que le va a interesar impedir por Ley de forma tajante que un presidente o ministro forme parte, ni siquiera dos años después, de una empresa sobre la que haya tomado algún tipo de decisión –que perjudica al pueblo, ojito– cuando ocupaba el cargo? Tienen asignada una pensión vitalicia que debería ser incompatible con cualquier trabajo en la empresa privada. Con clases magistrales y conferencias, van que arden.
En fin, nada nuevo al comenzar el año mas es preciso refrescar la memoria y mantener la alerta para no seguir siendo víctimas del chuleo impune mantenido en el tiempo por el gobierno pendular de ambos partidos, ni de las engañifas descaradas de quien no emplea mejores argumentos en su labor de oposición. Otro día hablamos del interé$ y la eficacia de las comisione$ de investigación parlamentaria$, con las que otro portavoz también tachó el discurso feijoniano por su  negativa a apoyarla como medio de esclarecer la causa y responsabilidad última del accidente ferroviario de Angrois. Con esta oposición no es de extrañar la última noticia: que el PP aventaja al PSOE en 89 puntos. A pesar del Gallardón.
Como dijo Feijóo, las soluciones –que las hay y están ahí– no son simples pero a esta caterva de jetas no les importa alentar que el pueblo acabe tomando la calle y liando una de proporciones incontrolables; que se arme la marimorena.

 

La marimorena

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