Irse

Tras las doce campanadas, se levanta uno y copa en alto, dice: “Querida familia, brindemos por algo en lo que estamos todos de acuerdo, ¡por un Feliz Año Nuevo 2016!” A lo que otro espeta “¡Pues yo no estoy de acuerdo con la antidemocrática imposición del calendario gregoriano!”.
Es lo que se le puede achacar a las nuevas formaciones políticas, que sometan más de lo prudente a la asamblea la toma de decisiones porque, aunque lleguen a acuerdos, ralentiza. “Aquí  no manda nadie…, manda el pueblo…”.
 Y es que otros ha habido que sin asambleas de por medio dejaron pasar  el tiempo sin haber movido un dedo en muchos asuntos, hasta cabrear al personal. Por ejemplo, en la era que nos ocupa, informatizados hasta la médula, si usted, a tratamiento médico, se encuentra viajando fuera de Galicia y necesita fármacos o recetas, no podrá obtenerlos, debiendo interrumpir sus vacaciones y volver a Galicia para proveerse de nuevo. Dar la orden pertinente e implantar el programa informático adecuado en toda España  es tarea inabarcable, no se sabe si por indolencia del gobierno central o por imposibilidad de acuerdo entre las 17 tribus de esta España de Babbel,  cuyos ciudadanos ven en cambio cómo para la Dirección General de Tráfico, los puntos y las multas no hay misterios y  funciona bárbaro. 
Otro ejemplo: el cableado de cobre robado en catenarias y alumbrado público. Igual que existen controles de tráfico doméstico para enganchar coches con droga, se puede parar también furgones y camiones y ver qué portan, ¿no? En puertos y aeropuertos existe el ineficiente por limitado control ocular de la mercancía y la documentación que da fe de la carga transportada; todo muy mejorable en aras de perseguir el tráfico delictivo pero algo será mejor que nada en tanto no inventan unos scanner gigantes al estilo de los arcos detectores de material contaminado.  Siguiendo la ruta comercial, esa mercancía embarcada ha de provenir de chatarrería; ¿se registran éstas  comprobando la procedencia del cobre que pudieran albergar o se hace la vista gorda?
Un ejemplito más: quien haya visto en la Sexta TV el pasado 18, “Equipo de investigación”, el documental “Las mafias de los pisos”, convendrá que incita a hacer algo más que un simple escrache a los responsables de que se permita que en España campen estas mafias, operando a través de desahucios, alquileres y ventas de lo usurpado.
Primero revientan la cerradura y cambian por nueva; así, poseyendo la llave, la demostración de posesión otorga apariencia de propiedad del inmueble y la relación contractual de alquilar o vender al incauto no presenta  mayor problema. Otras veces “el incauto” no lo es; sabe de qué va la cosa y de hecho, busca y paga para que la mafia le facilite el acceso a una vivienda.
En los aledaños, una empresa de puertas de seguridad  hará el negocio del año: el piso donde esté instalada no sufrirá la visita de la mafia. Que ambos dueños, del piso y de la empresa, gocen de tranquilidad supone el correspondiente canon mensual, claro está. Uno por no ver reventada la pared  del piso en la que malamente  aguanta la puerta blindada y otro, para no ver en entredicho la fabricación de sus puertas.
Con los rusos y los amigos del Golfo del rey emérito instalados  en España, está la Costa del  Sol llena de mansiones de mafiosos: del petróleo, de tráfico de armas, de mujeres, de coca. La impunidad de la que gozan nos coloca al nivel de Al Capone y de la mafia siciliana. ¿Y qué ha hecho el Gobierno? Ha dejado que crezca y se consolide: La propuesta de Mariano fue que al extranjero que comprase una propiedad se le otorgaría permiso temporal de residencia (reuniendo los requisitos, tras 5 años se convertiría en permanente y tras otros 5, se podría acceder a la nacionalidad española). 
¿Qué broma es la del movimiento okupa? Aunque el Derecho y la Justicia funcionen, el tiempo que tarda en reaccionar es intolerablemente largo. El juez del documental alegaba que “son los procedimientos”.  Así, el PP justifica su pérdida de votos nada más que en “los episodios de corrupción, que hicieron mucho daño al partido” y el PSOE, entiende que “España quiere izquierda”, desdeñando los 20 escaños y el millón y medio de votos perdidos. Ambos harían mejor haciendo caso a Forges, quien dibujó una viñeta adorable: dice el líder “Tenemos que volver a ilusionar a nuestros simpatizantes…. ¿qué se os ocurre? Propone alguien “Dimitamos”. Pues eso PPPSOE, si queréis a España, como dijera la Lola, “¡irse!”.

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