Idiotizados

Iglesias y Errejón negaron la mayor: al margen de sus diferencias, en los escaños del Congreso no gesticularon más que cualquier otro par de personas que hablaban de algo con fruición, sea con enfado o cachondeo. En el minivídeo colgado en los medios y en las redes no se veía nada más. Pero, imaginación al poder, los usuarios de Twitter y Face no se amilanaron a la hora de reproducir que casi se estaban a tortas.
Mientras alguna prensa, sobre todo digital, se empleaba a fondo en ello queriendo hacer ver lo que no se veía filmado, no se hacían eco de la venta-regalo del portaaviones Príncipe de Asturias a nuestro competidor principal en productos siderúrgicos, Turquía, que nos lo devolverán transformado en chapa, varillas, etc, a un precio final que animará a hundir nuestra industria. La energía eléctrica, uno de los principales costes para la industria electrointensiva española, allí es mucho más barata. Total, que mientras aquí vamos cerrando industrias, compraremos a los turcos sus productos siderúrgicos, elaborados a menor coste con materia prima nuestra. 
De esta hábil gestión a los sindicatos organizadores de manifas pidiendo carga de traballo y comparecencias de Revuelta y cía., tampoco se les oyó decir mucho. Miles y miles de horas de trabajo que requieren desguace, preparación y transformación, ya no las tendremos en esta comarca calificada también por ellos como de castigada por falta de empleo. Tampoco la chatarra se queda aquí mismo, estando Megasa aquí al lado; como si en el transporte las distancias no jugasen su papel en el teatro de las consideraciones medioambientales.
El chatarrero Mata desguazaba barcos ahí, en el puerto, pero la actividad fue prohibida por contaminante. Perfecto.  Pero hay manera, cómo no, de tener plantas desguazadoras con las mejores técnicas disponibles cumpliendo las exigencias medioambientales. Ahí está el País Vasco con varias y, sin embargo, hoy la Ría de Bilbao está impoluta.
Aquí...pides una autorización para desguazar barcos y el servicio responsable del órgano otorgante entra en coma. Desconocedor de la materia, sospechará y no se la dará. Acumulará papel sobre papel, macerando en el cajón, dilatando el proceso, no sea que se pille los dedos. Mientras, medios, redes, ecologistas y sindicatos hacen el resto hasta logar que el peticionario, el empresario inversor, se largue con viento fresco a Portugal, por ejemplo, y ya nos quedamos aquí tranquilos y subsidiados para ir de vinos y coger cangrejos. 
¿Acaso en el puerto exterior, alejado de la ciudad y cumpliendo escrupulosamente todas las exigencias legales medioambientales, no se podía poner una planta desguazadora de barcos? ¿Hubiera valido la pena, antes de perder el portaaviones? Parece que sí, si no fuera por los trámites… burocráticos. 
Mas la noticia destacable del día para la mass media no fue esa sino el retrato al óleo de los chascarrillos, la gomina en el pelo y el uniforme del retratado, la ausencia de formación reglada para el cargazo público ocupado y el ominoso contrato formalizado para acogerlo tras abandonarlo por el grupo empresarial concesionario de la gestión de la red de alta tensión, de transporte de energía eléctrica, cuyo 20% corresponde a la SEPI, que es el gozne de la puerta giratoria en este caso.
Y bien, mientras hay medios que contribuyen a adormecer a la parroquia con cotilleos, quedan expéditas todas las oportunidades para que hacer cafradas que permitan actuaciones como la una (entregar el barco por dos duros) y la otra (el descaradísimo contrato de referencia para quien no tiene ni p.i. del asunto) sigan siendo posibles a pesar de los partidos emergentes y demás milongas porque por encima de todo esto hay quien se encarga de dirigir la atención de la gente hacia cosas banales, facilitando el idiotizamiento: el Big-Data.
La tecnología que nos rodea, móvil, ordenador, tablet, permite cargar datos personales y preferencias de uno en el Big-Data, esa nube que almacena hasta los colores preferidos de cada uno. 
No hay inteligencia humana capaz de procesarlos pero la artificial sí y en virtud (dicho para profanos) de unos algoritmos basados en muchos parámetros (físicos, matemáticos, informáticos) se obtienen fórmulas que proporcionan la información solicitada. Por ejemplo: qué negocio hace falta en un lugar determinado.
Pues bien; si ya estamos bastante vendidos y somos bien poco dueños de nuestros destinos, por favor, no ayudemos, reproduciendo insensateces a través de las redes.
 

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