Mi economía o tu salud

En un cajetín de cartón, colgado en la puerta de una consulta del Fontenla Maristany, quedaba la última de las fotocopias allí depositadas al alcance de cualquiera. “Coger”, invitaba un cartelito puesto encima. Y cogí. Ni idea de quién pudo escribir el texto pero explica con tanta sencillez la situación a la que nos aboca el gobierno violando diariamente nuestros derechos, en este caso sanitarios, que parece oportuno darle mayor difusión. 
Va por aquellos que aún están en las berzas y no se percatan de que, aún poniendo cara de Niño Jesús, nos la están clavando.
Bajo su mismo título, le copio del folleto al autor/a lo siguiente:
“Ahora que tengo tu atención te voy a contar qué pasa: están creando unas unidades llamadas de gestión clínica, pequeñas áreas que son como un lunar que de repente aparece y al que no das importancia pero el día que lo vuelves a mirar, se ha extendido y es un melanoma maligno difícil de erradicar. 
Me explico; esas unidades de gestión clínica estarán dirigidas por un coordinador con facultad para gestionar el presupuesto con el que se comprarán recursos y se contratará personal. 
De hecho, podrá contratar al personal que estime oportuno; el que mejor trabaje (sería lo ideal) o el que mejor le caiga (seamos realistas, no cuentan solo los méritos; en este país tu valía va ligada a sus filias y fobias). 
Ya, ya sé, es mi problema; depende de mí ser la mejor en mi trabajo o aprender a callar y sonreír  hasta desarrollar una úlcera. 
Continúo: después de años estudiando, actualizándome con cursos de formación continuada, con varias oposiciones aprobadas y trabajando como eventual muchísimo tiempo, por fin soy personal fijo estatutario, que ahora podrá ser convertido a personal laboral; es decir, más fácil de despedir. Ya sé, sigue siendo mi problema; al fin y al cabo tengo trabajo y ese personal laboral  podrá percibir incentivos por su tarea. 
Ah! pero aquí empieza la trampa: en las unidades de gestión clínica no hay ninguna partida presupuestaria destinada a los incentivos laborales de los trabajadores, sino que se especifica que este dinero se obtendría de la reducción de gasto. 
Es decir, a mí me van a dar más dinero por gastar menos dinero en ti, en tu tratamiento y en tu enfermedad. ¿Empiezas a verlo claro? 
Bien ¿y en dónde se puede ahorrar? No hay mucho donde cortar. Puede ser en personal; menos contrataciones, menos días libres, menos vacaciones,... 
Tú dirás: “no es mi problema; tienes que trabajar más, vale, pero te pagan y te dan incentivos” ¿No es tu problema?  La persona que tienes delante, que gestiona tu medicación, podrá llevar 15 horas trabajando, atendiendo al doble de pacientes de lo que sería aconsejable. ¿No te preocupa pensar en qué estado se encuentra quien te va a poner medicación? 
Los recortes también pueden ser en los tratamientos y aquí sí, te afecta directamente porque está claro que si tienes un infarto, 50 años y estás en una situación laboral estupenda, nadie va a dudar en prescribirte el tratamiento necesario pero ¿y una enfermedad más complicada?... Lupus, esclerosis, artritis o eres una persona de edad, no productiva y tu tratamiento, carísimo y efectivo sólo en un 50% de los casos, ¿estás seguro de que te lo van a dar si la persona encargada de recetártelo va a ser bonificada por ahorrar? 
 Sigo; en material también se puede ahorrar; si la válvula cardíaca X cuesta 5 millones y la Z, 2, aunque dé problemas, ¿cuál crees que se te va a poner aunque luego, a largo plazo, por los problemas derivados cueste más? Sólo cuenta el presupuesto de este mes/año; los problemas venideros ya los solucionará otro. 
También se puede ahorrar en métodos diagnósticos complementarios. 
Es decir y volviendo al infarto: está claro y es facilito de diagnosticar pero hay casos más complicados: un dolor  abdominal puede ser cualquier cosa y necesitar una ecografía, un TAC. 
Si no se ve nada, puede ser necesario meterte en un quirófano para ver, hacer biopsias, etc... 
¿Quién decide qué pruebas se harán, el que cobra por ahorrar? ¿No da miedo? Pues paremos esto o sólo nos quedará invertir en un nicho porque el ahorro será a nuestra costa, cara a cara; tú, enfermo y yo , decidiendo si es rentable o no curarte. Tú decides dónde te posicionas en la próxima huelga”. Y en las próximas elecciones, añado yo.

 

Mi economía o tu salud

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