LA APUESTA DE FEIJÓO

España exporta entre pellets de madera y otras biomasas unas 340.000 Tn/año con destino a plantas de generación eléctrica y calefacción del norte de Europa. Si se utilizasen aquí mismo para generar electricidad o calor, se podría dejar de importar, según estudios del Consorcio de Asociaciones Europeas de la Biomasa, 138.000 Tn/año de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural). “Parece ilógico”, expone pasmado este Consorcio en su propia web, “que un país rico en recursos naturales siga importando petróleo o carbón para generar electricidad o calor”.
Dentro de España, Galicia es uno de los territorios con más riqueza medioambiental: agua, viento, energía geotérmica y masa forestal; hace tiempo que la Comisión Europea apuesta por la biomasa para alcanzar los objetivos acordados en renovables, otorgándole un papel destacado y el 90% de la biomasa consumida en la UE proviene ya de residuos forestales. ¿Qué hace España en el furgón de cola para pasmo del Consorcio antedicho y de otros organismos estadísticos oficiales de la UE? Pues igual es que nos ha mantenido atados a la energía fósil la labor de intermediación y broker llevada a cabo por el Rey Juan Carlos en los países del Golfo, extractores ellos del petróleo que el azar les puso a tiro.
Total, que pudiendo haber sido pioneros, llegamos los últimos. Hasta Portugal, el país vecino al que en plan perdonavidas tanto se ha ido de excursión a comprar toallas regateando precio, acabará dándonos sopas con hondas. Va por delante ya en aprovechamiento de biomasa y fabricación de pellets  y, ¡manda narices!, buena parte de la producción la dirigieron a clientes térmicos en España. A este gigante en producción de pellets, con 16 plantas funcionando, le compramos 100.000 Tn/año y aún detectan que el consumo doméstico es un mercado al alza. (En Siderurgia, para qué hablar; terminará imponiéndose en toda la Península a pesar de la catalana CELSA y la Orden Ministerial que la libraba de competencia)
España se consolida como productor a gran escala de chorizos, formando parte del principal obstáculo para el impulso a las renovables: los lobbies de los combustibles fósiles, copados por ex-ministros/as, expresidentes y exetc. Hasta que llega Feijóo y manifiesta que sustituyendo en los edificios oficiales (hospitales y demás) la calefacción alimentada con combustibles fósiles por biomasa, se ahorrarían 70 Mlls. euros /año. Sin presumir de la progresía, galeguismo y nacionalismo del que otros en San Caetano antes que él, presumieron pero nada hicieron, nos recordó que “somos un territorio con enorme capacidad para producir energía”, pasando a presentar la Estrategia Integral del Impulso de la Biomasa en Galicia, cuyo objetivo es activar una industria en torno a la biomasa, que genere empleo aprovechando la riqueza de nuestros bosques, manteniéndolos limpios y libres de fumes, permitiendo disminuir la dependencia de los derivados del petróleo y evitando emitir a la atmósfera 246.000 Tn/año de CO2.
Tras objetar que la masa forestal gallega está desordenada y poco certificada, desglosó los cuatro ejes sobre los que gira la Estrategia: mejorar la oferta, incrementar la demanda, preservar el origen del producto y, en el plano divulgativo y formativo, constituir el Foro de la Biomasa. “Hay dos millones de Ha. de masa forestal esperando generar toda la cadena de valor del producto”.
Muy bien; ¿Cómo? Porque monte a monte, en plan “cada un polo seu”, poco se puede hacer; se necesitan explotaciones lo suficientemente extensas como para tener maquinaria trabajando de continuo y desarrollar una gestión conjunta para obtener una producción y comercialización eficiente que haga la explotación, rentable. Los propietarios de los montes, socios, han de tener sus propiedades adecuadamente valoradas, obteniendo unos retornos conforme la participación que les corresponda. Luego ya podríamos hablar de explotaciones forestales, certificaciones, control de plagas, etc.
Mas para implantar la apuesta de Feijóo por este sector económico habrá que inocular en el minifundista gallego algo así como que el cooperativismo podría ser la fórmula que permita explotar de forma conjunta y sostenible nuestra riqueza forestal, reindustrializando de una vez el monte de manera racional. Ardua tarea... ¿Comenzamos ya?

 

LA APUESTA DE FEIJÓO

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