Tres nubes para el verano

El oficio de profeta solo se le duele dar bien a los profetas, y hay tres sectores en los que las profecías suelen fallar de manera estrepitosa: la meteorología, la economía y el periodismo. No obstante, alguna vez los economistas y los periodistas aciertan y hay tres nubes, cuya alta condensación se producirá este verano, y que pueden causar un chaparrón. 
La más cercana es la consecuencia de los presupuestos, caso de que se aprueben, y si ello conllevará más recaudación, o la recaudación disminuirá pareja con la aminoración del consumo interior, y si ello producirá un preocupante aumento del paro. 
La segunda es el empecinamiento de Italia en seguir la senda por la que caminó Grecia, aquel desprecio a las directrices de Bruselas, y el rescate posterior que ha sumido al país en una situación de declive económico del que todavía no ha salido. 
La tercera corresponde a la salida del Reino Unido de la Unión Europea, que tendrá efectos malísimos en Gran Bretaña y muy malos y malos en la mayoría de los países de la Unión. En este último caso deslumbra que tanto laboristas como conservadores se hayan apuntado a la Cofradía de Sostenella y no Enmendalla, sabedores de que si se celebrara un nuevo referéndum es bastante probable que el resultado fuera opuesto al anterior. 
Si asistimos al hundimiento de Italia, a los efectos nada colaterales del Brexit, y se cumple lo que vaticinan los economistas sobre los resultados de la aplicación de los presupuestos de los Reyes Magos de Sánchez e Iglesias, el verano puede ser bastante tormentoso, con la peculiaridad de que estas tormentas no concluyen cuando termina el verano y siguen los rayos y las centellas durante el otoño, el invierno, la primavera, etcétera, etcétera.
Menos mal que el Congreso ha decidido que vuelva la Filosofía a la Enseñanza. Siempre podremos pedir prestado un libro a nuestros hijos, o acercarnos a la biblioteca y volver a leer a Zenón de Citio, padre de los estoicos.  

Tres nubes para el verano

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