El bien y el mal

Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida” dijo en una ocasión el cantautor cubano Silvio Rodríguez con tanta lucidez como dramatismo. La frase se hace verdad cuando nos acercamos al terrible acto de crueldad protagonizado por un terrorista en Manhattan el pasado miércoles que costó la vida de ocho personas, entre ellas cinco amigos argentinos que se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado con la única pretensión de celebrar sus treinta años de graduación en la escuela secundaria, y lo que es más hermoso, treinta años de amistad inquebrantable. Pero el mal fue capaz de destruir en un segundo lo que el amor entre amigos tardó treinta años en forjar. En Nueva York, en Londres o Barcelona el ser humano enseño la cara más abyecta de su naturaleza, pero no fue capaz de ocultar la sublime belleza que había tras la historia de otros seres humanos, las víctimas. Y esas historias de amor y amistad son las que perdurarán para siempre. 

El bien y el mal

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