¿Y ahora qué?

Los resultados de la Cumbre del G7 son alentadores. El presidente Macron se ha apuntado algunos tantos por ejemplo abriendo puertas al diálogo, una con Rusia y la otra con Irán y sobre todo logrando que Donald Trump acepte hablar con iraníes y chinos. Lo cierto es que con estas iniciativas Macron ha consolidado su protagonismo en el concierto internacional.
Restablecer el diálogo con Rusia es imprescindible si de verdad se quiere que el mundo no sea un polvorín y lo mismo se puede decir de la necesidad de al menos hablar con Irán y rebajar la tensión que en los últimos meses ha enfrentado a norteamericanos e iraníes.
No menos importante es que a través de la mediación de Macron, Donald Trump y Xi Jimping aparquen el pulso que mantenían a cuenta de los aranceles.
Un enfrentamiento entre Estados Unidos y China, tendría catastróficas consecuencias no solo para los dos países sino para la economía mundial.
Aunque con Donald Trump nunca se sabe, hoy dice “A” mañana dice “B” y pasado “C”. Es difícil saber a que atenerse con el mandatario norteamericano.
Pero si para algo no se han encontrado respuestas en la reunión del G 7 es para el Brexit.
Boris Jonson está dispuesto a que el próximo 30 de octubre el Reino Unido deje de formar parte de la UE sin que le hagan temblar las consecuencias. Y consecuencias habrá, tanto para la economía europea como para la británica por más que Boris Jonson cuente con el compromiso de Donald Trump de ayudarle lo que llevará irremediablemente al Reino Unido a ser un país dependiente de Estados Unidos.
Así las cosas parece que se instala una cierta calma en la política internacional aunque tampoco hay que pecar de optimismo porque lo cierto es que suenan tambores de recesión económica y cuando ésta nos asalte con toda su crudeza no podremos decir que nos ha pillado por sorpresa.
Desde hace meses nos vienen avisando desde la Unión Europa, el Fondo Monetario Internacional, la Reserva Federal Norteamérica, las agencias de calificación amen de los analistas más avezados que opinan en los medios de comunicación..
En fin que más nos vale ir preparándonos y echar cuentas por lo que se nos puede venir encima.
Habrá quien quiera mirar hacia otro lado porque siempre hay políticos que, por intereses partidistas, aseguran que no hay motivo para tanta alarma como sucedió en su día cuando Rodríguez Zapatero y su ministro de Economía, Pedro Solbes, insistían en que de crisis nada de nada. Luego pasó lo que pasó. Un tsunami que arrasó a millones de familias en todo el mundo con la destrucción de empleo, la perdida de viviendas, de ahorros, de futuro.
Así que una vez celebrada la cumbre del G7 y admitiendo que los resultados son mejores de lo que cabía esperar, ahora toca esperar qué van a hacer los responsables de la política mundial para conjurar la recesión que se viene anunciando. Veremos.

¿Y ahora qué?

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