Otra vez no

el miedo galopa a un ritmo trepidante. Es difícil sustraerse a esa sensación de finitud y fragilidad que el coronavirus ha instalado en nuestras vidas.
Es difícil gestionar una crisis como la del Covid-19, como lo fue gestionar la crisis económica del 2008 y tantas otras crisis que a lo largo de los siglos han asolado al mundo.
Pero creo que en esta ocasión además de la salud, que es lo más importante, nuestros políticos también se están jugando el futuro de todos nosotros. Y cuando escribo “futuro” me refiero a esa “idea” de Europa en la que todos hemos comulgado y que se concreta en la Unión Europea.
El Banco Central Europeo va a poner en circulación 750.000 millones de euros para ayudar a que se no se hunda la economía europea durante esta crisis. Bienvenidos sean estos 750.000 millones porque los errores, gravísimos errores, cometidos por los políticos europeos que gestionaban la Unión durante la crisis del 2008, dejo un reguero de euroescépticos, de ciudadanos desolados porque mientras perdían el trabajo, les echaban de la casa por no poder pagar la hipoteca, mientras se empobrecían a marchas forzadas y el Estado del bienestar se recortaba, esos políticos europeos arrogantes, con Alemania al frente, imponían unas medidas de austeridad draconianas que lo único que provocaron es dejar a millones de ciudadanos sin futuro.
La crisis del Covid-19 es un duro golpe para nuestra salud y también para la economía mundial. No hay sector que no vaya a sufrir la embestida del Covid-19. El turismo, la cultura, las fabricas de coches, los centros de investigación tecnológica, etc, etc, etc. Otra vez millones de personas van a perder su puesto de trabajo, porque las empresas no van a poder subsistir con el cierre echado. Los Gobiernos pueden tener la tentación de subir los impuestos pero por mucho que lo hagan habrá un momento en que las ubres de las vacas no puedan dar mas leche.
De manera que es responsabilidad no solo de nuestro gobierno, sino también de la Unión Europea, de arbitrar soluciones para paliar la crisis, pero soluciones que no impliquen más sacrificios y penurias para los ciudadanos.
Esta no es una crisis de unos sino de todos, y por tanto o se resuelve entre todos o no se resolverá, o lo que es lo mismo, en mi opinión sería una catástrofe que con esta crisis creciera el número de euroescépticos y diera lugar a que sigan creciendo las opciones populistas porque el populismo es otro coronavirus igualmente peligroso. No lo olvidemos. 

Otra vez no

Te puede interesar