El adversario naranja

Hace unos días Pedro Sánchez aventuraba que el PP no está tan mal como parece. Supongo que su opinión habrá sido como un bálsamo para Mariano Rajoy aunque, a pesar de lo que diga Sánchez, el PP está en entredicho.
La realidad es la que es y aunque los populares tengan un suelo electoral firme es evidente que la sociedad está dando síntomas de estar más que harta de tantos casos de corrupción y sobre todo de la inacción del Gobierno en asuntos importantes.
Tampoco es que el PSOE este para tirar cohetes. A pesar del desgaste del Gobierno, a pesar de los casos de corrupción que afectan al PP, y a pesar de sus políticas, resulta que los socialistas no están siendo capaces de generar una ilusión alternativa.
En mi opinión la gente está cansada de los partidos tradicionales porque estos han dejado de dar respuesta a los problemas que a diario afronta la sociedad.
En cuanto a los partidos nuevos, a estas alturas ya no lo parecen tanto. Podemos ha envejecido deprisa y ya no genera la ilusión que fue capaz de generar con su irrupción en la escena política.
Ciudadanos tampoco es que levante “pasiones” pero hay que reconocer que está envejeciendo, por ahora, mejor.
Podemos lleva dos años gobernando ciudades y pueblos y ayudando a gobernar comunidades autónomas y la verdad sea dicha ha provocado una cierta decepción.
Sin embargo Ciudadanos todavía conserva un cierto aire de novedad, porque no gobierna en ninguna parte, aunque, todo hay que decirlo, Albert Rivera debería de relajarse a la hora de dirigirse a la sociedad. Produce la sensación de que está permanentemente enfadado y a punto de regañar al personal.
Es verdad que las encuestas le auguran el éxito en los próximos comicios aunque no tanto por méritos propios como por la hartura que genera el PP y la indiferencia que provoca el PSOE.
Pero Rivera no debería dar las elecciones por ganadas porque no hay nada más volátil que la política, hoy las cosas pueden ser naranjas y mañana de otro color dependiendo de las circunstancias.
No obstante tanto los dirigentes del PP como los del PSOE tienen en Ciudadanos su principal adversario, porque el partido naranja es una formación transversal, que dirían los modernos, de manera que puede recoger tanto votos populares como socialistas.
De ahí que Rajoy y Sánchez tengan a Ciudadanos entre ceja y ceja y cada vez que hacen alguna declaración aprovechan para intentar zarandear a Rivera.
Los expertos suelen decir que las elecciones no se ganan sino que las pierde el que gobierna. De manera que el éxito de Ciudadanos se puede sustentar en los errores del PP, pero no solo. En mi opinión Albert Rivera tampoco se puede permitir errores. Por eso él, que ganó un concurso de oratoria, debería de pasar a la segunda fase, no solo decir bien lo que dice sino lograr empatizar con la ciudadanía. Le faltan sonrisas.

El adversario naranja

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