A propósito de la sentencia

omo era de esperar la sentencia del Tribunal Supremo a los líderes del llamado “proces” no ha convencido ni a tirios ni a troyanos.
Unos creen que es demasiado blanda, otros que demasiado dura, otros que excesivamente “política”, pero lo cierto es que es una sentencia muy meditada, debatida, y lo más importante asumida por todos los miembros del Alto Tribunal.
Eso sí, es evidente que la Fiscalía ha sido la gran derrotada en este proceso puesto que sus argumentos no han hecho ninguna mella en el ánimo jurídico de los magistrados de la Sala II del Tribunal Supremo. Así que han sido las tesis de la Abogacía del Estado las que se han impuesto a la hora de que los Magistrados optaran por calificar como sedición y no como rebelión el intento de los líderes independentistas de subvertir el orden constitucional y proclamar una “república catalana”.
Pero no solo, ni siquiera el Tribunal ha “concedido” a la Fiscalía su petición de que los condenados cumplan al menos la mitad de las penas impuestas.
También hay que decir que tampoco es que la sentencia haya provocado ninguna sorpresa porque desde hace tres días la habían “filtrado” casi en su totalidad.
La cuestión de fondo es si los dirigentes independentistas van a optar, como parece, por una respuesta histriónica o van a ser capaces devolver a Cataluña a la normalidad, es decir a defender sus ideas por vías democráticas y de acuerdo a la Constitución.
Si nos atenemos a lo que dicen los expertos ninguno de los condenados va a cumplir la totalidad de la condena, y además desde casi ya van a poder disfrutar de los beneficios penitenciarios que marca la ley.
Y si analizamos las palabras dichas por Pedro Sánchez nada más conocerse la sentencia es evidente que el Presidente está tendiendo la mano para buscar salidas al conflicto planteado por los independentistas.
La pregunta es si desde las filas de Oriol Junqueras y las de Puigdemont-Torra y compañía, van a ser capaces de buscar ese espacio para el diálogo o si por el contrario van a persistir en la confrontación, que es lo que parece en vista de lo sucedido en las últimas horas, con el intento de “tomar” el aeropuerto del Prat, los cortes de trenes, de calles, etc.
No sé lo que pasará en los próximos días, pero acaso la sociedad catalana empiece a cansarse de un viaje que no conduce a ninguna parte. Claro que todo dependerá de lo que decidan agitar los líderes independentistas las “calles” de pueblos y ciudades. Es decir que continúen manipulando a sus conciudadanos para provocar el caos.
Pedro Sánchez parece tenerlo claro, y ojalá sea así, que es apostar por abrir una nueva etapa donde primer el diálogo o por el contrario si los independentistas prefieren romper los “puentes” entonces actuar con determinación en el aplicación de la Ley, incluyendo el 155 de la Constitución.
Yo diría que la pelota está ahora en el tejado de Oriol Junqueras y compañía. Ellos sabrán que prefieren si permitir que la sociedad catalana se recupere del trauma del “proces” y de todo lo que le ha rodeado o continuar deteriorando la convivencia en Cataluña llevando a esta Comunidad a un callejón sin salida.
Junqueras y sus correligionarios tienen la palabra. Suya es la responsabilidad.

A propósito de la sentencia

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