ORQUESTA JOVEN DE LA OSG

La Sociedad Filarmónica Ferrolana continúa  con la programación de  temporada dentro de la cual pudimos escuchar el pasado lunes en el Teatro Jofre a la brillantísima Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia, en clara y contundente puesta en valor de nuestras promesas musicales. La elección del repertorio no pudo ser más acertada, contando además con el estreno absoluto de la Obertura para Fuenteovejuna del compositor de Cedeira Bernardo Freire, figura rescatada del absoluto olvido en un artículo firmado por José Luís Mera y yo misma editado en el Nº 21 de la Revista de Cultura y Pensamiento Ferrol Análisis, uno de los principales logros del Club de Prensa de Ferrol. Un trabajo de “fina restauración” abordar esta partitura, como apuntaba el director de la Orquesta Joven, Andrés Salado, pero que mereció sin lugar a dudas la pena y con el que se pone también en valor la figura del compositor que desarrolló su carrera en Uruguay, que fue conocedor de las corrientes estilísticas de su tiempo y capaz de elaborar compases con maestría en los que se reflejan también los ecos y reminiscencias de la tradición gallega.
Siguió la música con el Concierto para oboe –Carolina Rodríguez– y pequeña orquesta del checo Bohuslav Martinù, una obra que transcurre en tres movimientos que reflejan pasajes ligeros y transparentes y otros de profundo dramatismo y tensión muy bien expresados por la joven solista. Gershwim abrió la segunda parte con Un americano en París, estrenada en su día en el Carnegie Hall. Una obra en la que el compositor retrata las impresiones de un estadounidense que visita la capital parisina, absorbiendo el ambiente francés, traducido musicalmente en las reminiscencias de los géneros que mejor definen el espíritu norteamericano: ragtime, swing, blues…Un amable violín evoca una escena de amor expresada dulcemente por el concertino de la orquesta. El final vino con uno de los más importantes compositores del S. XX en América Latina, Alberto  Ginastera, del que escuchamos la Suite de Danzas Estancia, una obra que recoge la tradición gaucha: “el gaucho de mala suerte, que no tiene a quien llamar, sin lugar propio en todo este espacio y en toda esta oscuridad…”.  Inspirada en el folklore de su país, refleja las impresiones provocadas por la inmensidad sin límites de la Pampa argentina, concluyendo con la danza final, impulsiva tocata de percusión en perpetuo movimiento de un Malambó de pleno derecho.
Un magnífico concierto marcado por la contemporaneidad, la novedad y la juventud que nos regaló su música con espontaneidad, entusiasmo y un sobresaliente buen hacer.

 

ORQUESTA JOVEN DE LA OSG

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