El chalet de Canido. ¿Quizás la solución menos mala?

entre las numerosas obras que llevó a cabo en Ferrol el arquitecto vigués Rodolfo Ucha Piñeiro, que trabajó en la ciudad como Arquitecto Municipal desde el año 1909 y ejerció su profesión durante casi setenta años, destaca un peculiar edificio conocido popularmente como el Chalet de Canido, una obra considerada dentro del tránsito del Modernismo al NeoEclecticismo, combinando en su construcción elementos foráneos del gusto indiano con otros de carácter regional.  
Se trata de un edificio amplio y llamativo, encargado por el emigrante a la isla de Cuba, Juan Sixto Vázquez, nacido en O Seixo (Mugardos), que nunca llegó a utilizarlo como vivienda. Se alza en un céntrico y visible emplazamiento de la calle Alegre, en pleno barrio de Canido y se remató su construcción el año 1922. 
Durante su génesis conoció varios proyectos con variaciones que afectaron especialmente al diseño de su elemento distintivo, la torre, así como a la distribución de plantas y a la solución de la cubierta. 
Encuadrable dentro de la consideración genérica de una característica “Casa de Indianos”, se trata de un voluminoso edificio de planta cuadrada y tres alturas, dotado de elegantes galerías exteriores de amplios acristalamientos, que se apoyan sobre ménsulas de piedra de granito o sobre pies industriales de hierro. Estas galerías, de alguna forma, dan al edificio una nota de horizontalidad que, a juicio de los expertos, equilibra el impulso vertical suministrado por la torre.
El elemento más llamativo de la construcción es precisamente la torre-mirador esquinal, dotada de unas adornadas ventanas y unos remates de pináculos torneados, que preside el paisaje urbano. 
En su parte alta alberga un espacio habitable a modo de “cenador”, que se remata de una mansarda tronco-piramidal conformando de esa manera un mirador que hace de visible faro en el lugar más centrado del barrio de Canido.
Desocupado por sus propietarios los últimos ocho años, el edificio y su entorno han sufrido un visible deterioro. 
Prácticamente se ha perdido el acceso principal flanqueado por motivos ornamentales, mientras que su amplia finca de 4.000 m2, un jardín cuidadosamente diseñado y dotado de origen de una variada flora de especies exóticas, hoy se encuentra totalmente arrasado y desaparecido. También el edificio se encuentra en mal estado, totalmente despintado y cercado de una antiestética muralla.
Esta obra, estudiada en diferentes publicaciones por Bernardo Castelo, Alfredo Vigo, Fernando Bores, la Fundación Ferrol Metrópoli y el Foro de Amigos de Ferrol, no ha gozado de la debida atención, lo que ha originado que llegase a su  mal estado actual. Las visibles roturas de cristales en las ventanas de las torres y galerías muestran de manera palpable los daños producidos por haber estado ocupado de manera irregular.
Como recordó recientemente este periódico, solamente durante el breve paso de Yolanda Díaz por la Concellería de Cultura de Ferrol se evidenció algún interés del Concello en adquirir este emblemático edificio del barrio alto de la ciudad.
Posteriormente el Concello no quiso adquirir por un precio razonable esta notable construcción para utilizarla como Centro Cívico del barrio de Canido, y en cambio invirtió casi un millón de euros en levantar un cercano edificio de horrible estética, que no es capaz de cumplir de forma eficaz esta función. 
Tampoco el Concello tomó en consideración una propuesta para convertir el Chalet en un Museo de la Emigración, evidentemente un vano deseo para una ciudad incapaz de tener un museo propio. 
Según anuncia la prensa, el Chalet de Canido fue adquirido por un grupo empresarial foráneo dedicado a la hostelería, con el objeto de convertirlo en un hotel. Este proceso lo han seguido en Ferrolterra el Pazo de Libunca, la Casa del Monte, el pazo de Rilo y el Pazo de la Merced, con diferente, a veces escasa, fortuna. En este caso, el tiempo será testigo del posible acierto de esta decisión.
jjburgoa@hotmail.com

El chalet de Canido. ¿Quizás la solución menos mala?

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