Ocurrencias y pesares

Como en un parte de guerra, se han ido nombrando las diputaciones y los ayuntamientos tomados, recuperados y salvados. Y también los perdidos, lógico, alguien tiene que perder lo que otros ganan. Una pena que podríamos remediar creando instituciones paralelas para que todos tengan algo que gobernar. 

Serían entidades bis que funcionarían como oficina de políticos perdidos, en ella se depositarían aquellos que no han sido capaces de alcanzar una mayoría suficiente, evitando así que se echen a perder en la tarea de extraviar gobiernos y desorientar ciudadanos. 

La idea se puede antojar absurda, pero si profundizamos en ella veremos que podría ser beneficiosa para la buena marcha de estas casas de gestión pública en la medida en que la oposición pasaría, merced a esa ocurrencia, a ser gobierno de políticas utópicas y proyectos de imposible ejecución, y qué mejor para ello que políticos perdidos, que lejos de perder el tiempo combatiendo al equipo fetén, lo ganarán en tan poética tarea. 

Se perdería, dirán, el control sobre la acción de gobierno, y así es, pero no me negarán que, si esos entes en la sombra se encargan de ocurrencias y dislates, el primer gobierno tendría inexcusablemente que centrarse en proyectos reales, capaces de dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos. Los que, a su vez, tendrían en ese órgano de repuesto las respuestas a sus filias, fobias, ocurrencias y disparates. Qué decir de las mordidas…

Ocurrencias y pesares

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