De ETA y la reinserción

Habla el Estado de reinserción para justificar excarcelaciones y acercamientos de miembros de ETA al País Vasco, cuando es cesión o concesión. Todo estado de conciencia exige un estado previo de inocencia que no se da ni el Estado ni en ETA y menos aún en aquellos que vienen “comerciando” con el dolor de sus crímenes.
El preso ha de serlo por sus delitos y no por su pertenencia a una organización, a no ser que a quien se reinserte no sea al preso sino a ella, y ETA no puede tener encaje democrático porque así lo exige la más elemental concepción y salvaguarda de los derechos humanos y el respeto por la sana convivencia que ha de presidir la relación entre individuos capaces de respetar la vida y consentir la opinión de los demás. 
Reinsertar a ETA es conceder legitimidad a una idea totalitaria que ha de ser repudiada en toda la extensión de su esencia y conciencia. 
Un preso de ETA tiene que ser, como los demás, primero preso para luego ser objeto de un análisis orientado a su verdadera reinserción, de otro modo no se reinserta a él en sí sino a aquello que lo apartó de sí y de los demás al extremo del crimen. Hay aún 300 asesinatos sin resolver y en ellos una deuda humana que no puede expiarse por la simple vía de las excarcelaciones o beneficios penitenciarios encubiertos a cambio de conveniencias políticas o apoyos de gobierno, excepto que en lo político nos guíe la ignominia y en el gobierno no sostenga la infamia. 

De ETA y la reinserción

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