1 de octubre

dieciocho de julio, 23 de febrero, el diario de los crímenes de ETA; fechas y golpes, ese es el signo de nuestra democracia, un paso, una caída, y es que no caminamos, tropezamos.
Tras la infamia de la dictadura las primeras manos que tocan el rostro de la nueva esperanza son las del totalitarismo nacionalista y no lo hacen para acariciarlo, sino para arrancarles los ojos en la limpia mirada de la solidaridad y la convivencia, y desde esa fecha no hemos hecho sino enterrar lo mejor de este pueblo y sus gentes a su capricho, siempre el del egoísmo, el odio y el desprecio.
La diferencia entre la voluntad de los viejos caudillos y los nuevos amos, es que los primeros se pronuncian abiertamente contrarios a la democracia, mientras los segundos la colonizan.
El lenguaje democrático de estos partidos es una mentira tan burda y grande como lo es nuestro egoísmo y la desvergüenza de esos gobiernos que se dicen constitucionalistas y no pasan de partidistas, ellos han sido y son la otra pata de la coartada que alimenta y prestigia a la bestia.
Debemos sobreponernos a esta maldad, no nos enfrentamos a un sentimiento sino a un proyecto totalitario.
En Cataluña la bandera de la dignidad la sustenta hoy la singularidad, es hora de que hagamos lo propio y nos rebelemos contra los amos de esa pluralidad que no es ni la solidaridad ni la convivencia, sino la conveniencia de un puñado de miserables envueltos en una bandera.

1 de octubre

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