Políticos honrados

A medida que se levantan las alfombras afloran imititadores del Duque de Lerma por doquier. El rey Felipe III creó la figura del “valido” y delegó en él buena parte de sus responsabilidades de gobierno, que utilizó para el enriquecimiento personal y político. Desde entonces, y hasta ahora, la figura del corrupto se ha asentado en la clase política con medradores que se aprovechan de la buena fe de los ciudadanos. Ha tenido que llegar una crisis como la que estamos padeciendo para que la sociedad exija y obligue a la fiscalización del gasto de cada euro público. La justicia ha ido desenmascarando a delincuentes con corbata y gemelos en la camisa, encarcelando a algunos de ellos. Hay sinvergüenzas en las entrañas de todos los partidos, por lo que al reproche es fácil la respuesta del “y tú más” que solo conduce a que los aprovechados tomen más precauciones a la hora de efectuar sus fechorías. Con la que está cayendo no es de extrañar, pues, que el ciudadano de a pie esté cada vez más desencantado.

Políticos honrados

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