De profesión, hijo

Los padres se desviven por sus hijos. Desde que nacen, incluso antes en muchos casos, la prioridad en la vida de las familias es ese ser delicado. Durante los primeros meses no hay otro tema de conversación ni babita, ni erupto que carezca de comentario. Ya no les digo nada cuando dicen papá o mamá. Eso ya es motivo de jolgorio y de reunión familiar. Entre cambios de pañales, noches en vela porque el niño o a la niña tiene gases o le está saliendo un diente, el nuevo integrante del hogar, el protagonista diría yo, comienza a dar sus primeros pasos. Otra vez lo damos todo. Entre las demostraciones particulares y públicas el niño casi tiene que hacer un maratón diario, pero eso suele satisfacer a los padres. Después de todo viven por y para él o ella. Llega un momento en el que la etapa de bebé queda atrás y llega la del niño más o menos travieso. Sus ocurrencias, sus risas y sus ilusiones siguen pareciendo extraordinarias y los padres continúan dándolo todo por esa personita”.

De profesión, hijo

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