Regreso al pasado

ero, oiga, esto ya lo pasamos. Que sí. Estamos vacunados pues “la cosa” viene de antiguo. Se lo explico punto por punto. ¿Confinados? Y ¿ya no recuerdan lo que pasaba antes? ¿Rompías un cristal con la pelota?

Tú madre decidía: en casa toda la tarde. Cateabas alguna en junio? Ya conocías el precio y la sentencia: este verano, todas las tardes a estudiar hasta que te aprendas los libros de memoria. ¿Eso era o no confinación?

Y muchos ahora se quejan de las restricciones: que si no hay fútbol, que no se puede salir de casa acompañado, que no hay forma de tomar una caña o un vermut con gambas. Ja, ja y ja. ¿No os acordáis de las “restricciones” de Semana Santa, en tiempos de la democracia orgánica, donde la música en la radio era de funeral, las películas de romanos y los sitios esos de “dale placer al cuerpo, Macarena”, tapiados.

Hay muchas colas para todos, afirmáis cabreados. Vale, tíos. Pero¿y aquellas “gloriosas” colas para el racionamiento o las de hoy mismo donde se agolpan los jóvenes diez, quince horas, para conseguir una entrada para aplaudir a sus líderes o los jóvenes y menos jóvenes, a las puertas de los estadios para ver un “Madrid-Barcelona aunque echen horas…

Ya y ahora “acongojados” por un bicho que lleva corona. Otra vez ja, ja, y ja. Seguramente os habéis olvidado de aquel bicho que, según el ministro para la salud Sancho Rof, si caía de una mesa se mataba. Era en los ochenta con la Colza golpeando a la población que sufrió cientos de víctimas. Y ¿No os acordáis, despistados.

Y ¿qué pasaba anteayer, como quien dice, cuando la ministra Celia Villalobos salvaba nuestra salud, era el tiempo de las vacas locas, preparando un caldo hervido?

Sois unos blandos, caramba. Ya imagino que ahora vais a querer que en el Sergas hiervan la sopa y las gaseosas o que el ministro del ramo se atreva a colocar unos bichos coronados en la esquina de la mesa de su despacho, por si acaso y que la policía y el ejército reclute a todas las madres para que obliguen a hijos y nietos a estar en casa sin manchar todo o protestando por la comida. Seguro que no se le ocurrió a Marlasca, pero podía ser una buena idea. Al loro: seguir en casa leyendo y viendo pelis y, por favor, no olvidéis asomaros a este balcón, martes, jueves y sábado. ¡salud!

Regreso al pasado

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