¿Quién manda aquí?

Lo del puerto de Vigo es un caso más de una larga historia de irresponsabilidades por la falta de criterios en resolver las responsabilidades. El puerto es del puerto ¿?, y allí manda un amigo de la administración y el aeropuerto, igual pero sin agua, donde reina AENA y tiene el mando en plaza otro colega de quienes ostentan el poder.
Está el Delegado del Gobierno que, en teoría, representa a la administración central, que cuenta con delegados de cada ministerio y así hasta el infinito. Y luego pasa lo que pasa. Se cae parte de un muelle y nadie ejerce la responsabilidad, y por tanto la autoridad, sino que las administraciones –los chiringuitos, en opinión recogida en el bar – se tiran los trastos a la cabeza y culpa a la otra del accidente. En este caso contando con unos protagonistas dispuestos a ir a la guerra sin medir las consecuencias y sin dar las explicaciones racionales a quienes son sus “pagadores”: los vecinos, los ciudadanos.
Y ahí tenemos al alcalde vigués, un conocido provocador y al presidente de la Xunta, un especialista en echar balones fuera, saliendo al rescate del mandamás del puerto que, como el alcalde, sabía de las quejas por el mal estado del suelo de madera y por la corrosión de la estructura. ¿Qué razones dan? Uno que aunque la revisión de la madera corresponde al concello, la revisión de los pilares de hormigón compete a Puertos.
Sigamos: está el jefe del puerto, la Xunta que tiene competencias y hay, además un consorcio y está la zona franca y tenemos a la Presidenta de Puertos del Estado. Por cierto: el jefe del puerto cobra 83.000 euros al año, además de su “retiro” como parlamentario.
El asunto tiene cabreados y abochornados a los ciudadanos, pero son un caso más de cómo funciona la maquinaria que mueve la administración y que “chirria” cada vez que ocurre un caso como este. El Sr. Feijóo, que puso todos los inconvenientes posibles y algunos otros risibles al igual que sus compañeros de partido, para evitar que se pusiera en marcha una comisión que investigara el accidente ferroviario de Angrois, se pone fino y se siente abochornado y calificó el accidente de disparate…
Aquí en A Coruña también conocimos la guerra concello-puerto y si buscamos en las hemerotecas podemos encontrar docenas de casos que vienen a demostrar la elefantíasis de la administración que parece tener como meta colocar a los amigos. Y muchos resultan ser irresponsables.

¿Quién manda aquí?

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