¿Nosotros en qué liga jugamos?

La pregunta es para Feijóo y la reflexión para todos ustedes.
O noso presidente, con un pie aquí y un ojo en Madrid, fue discípulo aventajado en la política del recorte y presumió de ello, oye! Callado cuando mandaba la tropa de Mariano no movió un músculo ante las necesidades de Galicia, el retraso del AVE o la ampliación del contrato de la AP-9. 
Pero hay algo peor que su política; delfín de Fraga que proclamó que España era LO ÚNICO importante, que se refleja en estos diez años de su mandato: ni una sola competencia mientras las comunidades HISTÓRICAS y hermanas, Cataluña y País Vasco, que con Galicia forman Galeusca, ganaban competencias y peso en el Estado. El ejemplo de la Sanidad gallega, denunciado por médicos que censuran al SERGAS por falta de convicción para mejorar la Atención Primaria es un ejemplo, que se repiti en Verín –avalan lo dicho hasta aquí y las críticas de la oposición–.
Feijóo, para estar a bien con sus jefes en Madrid, aun cuando los escondía si era necesario, puso a la Xunta, por tanto a los gallegos, supeditada a Madrid y Bruselas. Por eso, ahora parece que sí, nunca solicitó ejercer la autoridad en la seguridad marítima, el sector pesquero, la seguridad viaria, la inspección de trabajo, los órganos de cogestión de puertos y aeropuertos, por citar algunas de las quejas, a la vez peticiones, que desde la Cámara gallega le hacen al presidente Feijóo.
Y es que los datos presentan a una Galicia en regresión socio-económica: en los últimos años creció la emigración de nuestros jóvenes mejor preparados. En los últimos diez años creció el empleo eventual hasta representar un 55 por ciento de la población ocupada.
Es de destacar, además, que como denuncia la oposición, y reprodujo la prensa, cada vez es menor el número de galego falantes en edad escolar. Tampoco son buenos los datos publicados por el Instituto Galego de Estatísca, que informa que el pasado a o se constituyeron un 7 por ciento menos de empresas que en 2018 y el n mero de trabajadores afectados por los ERE aumentó un 70 por ciento, más que en la media el Estado. 
Este es, con datos y cifras que cualquiera puede consultar, todo un panorama desolador en un momento de incertidumbre, con una posible recesión económica y con todos los gobiernos autonómicos pidiendo ayuda, Galicia tiene que mejorar la etapa de la política marianista.

¿Nosotros en qué liga jugamos?

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