Las cuentas de mi vecino

Jorge R.F., jubilado, al igual que Carmen su mujer, viven en un piso de alquiler (700 euros) y entre los  dos su pensión se acerca a los tres mil euros al mes. Los gastos generales (ya saben: luz, teléfono, agua, etcétera, superan los trescientos euros. El copago farmacéutico suma, un mes con otros, alrededor de cuarenta euros.

Es un hombre metódico y guarda todos los recibos (preferentemente luz, agua,  supermercados) para sumarlos a final de cada mes y anotar cuanto se lleva el IVA. Vienen a ser entre doce y dieciocho euros diarios –y no cuenta con otras compras como ropa, calzado, cine, etc.– lo que viene a sumar al mes (haciendo una media de 15 euros/día) cuatrocientos cincuenta euros que al año suman cuatro mil novecientos euros de impuestos directos. A esa cantidad le añade los casi tres mil euros que pagan cada año a través de la declaración de la renta .Total: casi diez mil euros anuales para Hacienda.  Al pensar en su voto echa un vistazo a su alrededor y encuentra dato muy  elocuentes: su antiguo jefe que le triplicaba en ingresos; el dueño del negocio donde él se dejó el sudor durante treinta y tantos años –agraciados con la ingeniería financiera– pagan menos que él. Además las estadísticas le informan de que hay grandes fortunas, muchas empresas del Ibex, que pagan cifras ridículas, que ocultan sus beneficios en paraísos fiscales y reflexiona sobre su voto. Estos días los políticos le han prometido esto y lo otro, pero ya conoce la canción. Y cree que debe votar por lo que han hecho hasta aquí que por lo que dicen que van a resolver ahora.

En Estados Unidos también “soplan” vientos electorales.  Trump, que tiene problemas con la justicia, visitó lo que se conoce como “la América profunda”, donde un personaje estrafalario acabó su discurso de apoyo con un “si está a favor de Dios, de América y de las armas, ya está todo arreglado”. Parece mentira, ¿verdad? Es cierto y las imágenes recorrieron todas las televisiones.

Aquí también somos mucho de andar con los santos a vueltas: desde Santiago a caballo hasta las vírgenes de cada pueblo. Respetando esas  ayudas,  a un servidor le parece más claro y  rápido los votos. Los de todos los que como Jorge forman parte del pueblo. Los ciudadanos de a pie. . Los electores con su papeleta. Así que hágalo por usted, por su familia, por su ciudad.

Las cuentas de mi vecino

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