Cincuenta años no es nada

Yes que ¿estamos en 1958 o en 2.018? Les cuento: el presidente de la Cámara gallega se niega a presentar el supuesto documento jurídico que le permite vetar a sus señorías cualquier comentario sobre la corrupción de la Gürtel… La noticia dio la vuelta al mundo mundial a través de los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales. Y, otra vez, se despacha con un “son cosas de los gallegos”,  como antes a los exabruptos  del entonces presidente se decía que “son cosas de don Manuel”. Como se observará estamos en lo mismo. Llueve sobre mojado o “mexan por nos” y creemos que llueve. 
Busquemos el lado “bueno”. Nos rejuvenecen cincuenta años. En el viejo 1958 estaba en auge la censura, en cada esquina un cartel recordaba las prohibiciones: cantar, maldecir, aguas menores, etc., etc. y las películas se anunciaban, además de con el nombre, con cifras y letras. El uno calificaba la película apta para todos los públicos. El dos era para jóvenes y mayores. Un tres solo permitía la entrada a los mayores y el tres-r, le ponía reparos incluso a los mayores. El cuatro se calificaba “peligrosa para todos”.
Eran los tiempos del nacional-catolicismo que cumplían con los años más grises, a longa noite de pedra, del franquismo. Y ahora, cincuenta años después, al dictador lo van a trasladar de estancia y, a lo mejor, también desalojan Meirás. 
Estaba la tele a prueba, blanco y negro, y en muchos sitios parece haberse detenido el tiempo, aunque este llegue en color. Así están estos días los trabajadores de RTVG pidiendo auxilio a las instituciones cansados de control y manipulación…
Pero volvamos a nuestro querido Parlamento. ¿Se imaginan? Prohibido hablar de la Gürtel, del famoso barco, de las botellas de vino, el exsecretario de Organización de los “peperos” de Galicia, el señor Crespo;  del informe (que nunca apareció) de la consultora que ¿justificó? al señor Feijóo en su apuesta por la fusión de las cajas.
Estos días, como en aquellos días del 58, no conviene hacer olas que ya “din os rumorosos” que empieza el juego de tronos en el PP y es que en los distintos feudos o grupos, empiezan los codazos. Unos por colocarse cuanto más alto mejor y otros por la herencia, para cubrir las ausencias. Y es que a la vuelta de la esquina están las municipales y las autonómicas y fuera hace mucho frío.
Lo dicho en tiempos revueltos, no hacer mudanza  

Cincuenta años no es nada

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