Así están las cosas

Desde este balcón observamos un panorama desolador a través de unas cifras vergonzosas que conviene recordar: la economía sumergida en España tiene un coste para la ciudadanía de más de treinta mil millones de euros. La llamada ingeniería financiera (burlar a Hacienda) a la que si añadimos los fraudes, las ayudas y las rebajas fiscales hay que sumar otros trescientos mil millones de euros. 

Y cada día nos llegan los ecos de la corrupción: la Justicia investigará a los gobiernos de José María Aznar entre los años do mil a dos mil cuarto por presuntas irregularidades en la contratación de obra pública por un importe de sesenta y tres millones de euros. 
Cuánta razón tenían aquellos del “no hay pan por culpa de tanto chorizo”…. 

Por otro lado el año pasado las retribuciones de la alta dirección de las empresas del Ibex-35 aumentó un 7,8%. Las cifras publicadas van desde los casi diez millones de Ana Botín hasta los cinco y medio del presidente ejecutivo de Telefónica. Y los que no están en esa lista, pues la puerta giratoria lo “cambió” por otro, han recibido indemnizaciones multimillonarias. 

Con todo esto no pueden extrañar los carteles situados a las puertas de las sucursales de un conocido banco donde se anuncia el despido de nueve mil trabajadores ya la vez nos recuerda los beneficios –millones y millones– de la alta dirección.

Tenemos a las multinacionales que encontraron el maná aquí en España. Un ejemplo lo tenemos en casa con Meridian, fundada en 2005, dedicada a todo tipo de negocios desde autopistas hasta complejos sanitarios como el Álvaro Cunqueiro y buena parte de la red gallega de autopistas. Lo último que sabe que reduce el personal en nueve mil personas. 

Naturalmente que las empresas, grandes, medianas y pequeñas mueven el mercado laboral, benefician a muchos y son imprescindibles en el mundo actual. 

Y necesarias para una economía justa y solidaria que se mueve gracias a normas y medidas como los contratos laborales y los impuestos. Y ahí tenemos a los partidos de la derecha que piden –para que no se marchen– que no se suban los impuestos. 

Tal vez por eso el dumpin del gobierno madrileño regido por un pacto entre los retratados en la plaza de Colón, estén tan felices de cómo están las cosas. Y precisamente por todo eso desde el gobierno se quieren cambiarte muchas cosas. 

Así están las cosas

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