e asombra que sesudos/as periodistos/as, denostaran en un debate el papel protagonista que la adolescente sueca Greta Thunberg (en representación de la juventud preocupada por el deterioro climático), llegando a opiniones sobre ella como que “no debería meterse tanto en cosas de los mayores y debería dedicarse a cosas relativas a su edad” ¡Manda carallo, las cosas que se oyen! Claro que no me extraña.
En USA dan carnés de conducir a los dieciséis años (sin entrar en a qué edad pueden usar armas), mientras que aquí se permite que niños de doce años mueran pilotando motos de carreras y no puedan conducir hasta los dieciocho.
Eso, sin entrar en por qué los adolescentes no pueden encabronarse con adultos (políticos, de la industria, y otros) que están jodiendo el planeta y no hacen lo conveniente para impedir su destrucción.
Lejos de disminuir la contaminación, España emitió este año treinta y seis mil millones de toneladas de CO2 más que el año pasado.
Si a esto sumamos las conocidas tonterías expuestas por Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y Martínez Almeida, alcalde de Madrid, ambos del PP –como los Amantes de Teruel, tonta ella y tonto él–, no me extraña que la juventud se encabrone y proteste.
Porque están en la edad ideal para hacerlo, porque tienen más razón que un santo y, sobre todo, porque son seres vivos con derecho de opinión, expresión, y manifestación. Aunque no puedan conducir ni votar hasta los dieciocho.