Ruido de sables

supongamos que Evo Morales diera un pucherazo en las últimas elecciones de Bolivia, cosa que no está demostrada, pues los responsables pudieron ser otros. Pero supongamos que fue él. Aceptó la repetición electoral, pero la derecha pedió su cese como candidato a presidente, y la ex presidenta del Senado, Jeanine Áñez, se erigió  presidenta interina del país y, ante las masivas manifestaciones pro Evo, de campesinos, cocaleros y sindicatos, primero dijo a los indígenas que “volvieran al Altiplanio”, y después les largó la represión con el ejército, que no dudó en dispararles sin miramientos. Podemos decir que, hasta aquí,, todo normal, un suponer. Pero lo que no es normal, es que la nacha esa concediera amnistía a los militares por su “actuación en defensa de la democracia” ¡Hay que echarle cojones! Y ¿cual fue la reacción del gobierno español ante esa medida? Respuesta.- Ninguna. ¿Tendrá algo que ver, que en España todavía está en vigor la Ley de Amnistía General de 1977, que firmó un tal Juan Carlos? Esa ley, que dio inmunidad penal a los cabrones que en la dictadura de Franco cometieron delitos contra la humanidad sigue vigente, y es la causa de que elementos como Martín Villa, o Billy el Niño, policía torturador en el franquismo, sean considerados personas respetables y, en el caso del poli, además profusamente condecorado y premiado con euritos extras de jubilación. ¡Hay que echarle cojones!  En nuestro caso, llegar a la democracia con ruido de sables, no fue un buen acompañamiento musical, y pringamos como campeones.

Ruido de sables

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