Por los cataplines

El Banco de Bilbao se hizo con el Vizcaya y Argentaria, denominándose BBVA. Desde entonces, se hizo con una porrada de bancos menores y cajas de ahorro, incluyendo casi todas las catalanes por un euro, y el FROB pringó más de novecientos millones en ese “negocio”, que pagamos todos. Hoy, el BBVA es el segundo banco tras el Santander. Pero no se dedica sólo a operaciones bursátiles y bancarias; al BBVA le mola un huevo la cosa esa del espionaje. ¿Y quién mejor que dirija esas operaciones? ¡Pues quien va a ser, coño! El agente no secreto de todos los santos, todos los teléfonos, y toda la mierda: Villarejo. El 007 de los espías españoles. El BBVA le encargó espiar a casi todo crissto, para saber hacia que lado “cargaban ciertos tíos” el paquete, y si algunas señoras se sentaban, o no, en la tapa del inodoro al hacer pis. Resultado: Cacharon al Villarejo y al BBVA, en tan astucia. Ahora, la justicia imputa (¡qué putada!), al BBVA como persona jurídica en la causa abierta. Motivo probable: Le van a cargar el carro el BBVA, con una multa de puta madre, por hacer esas cochinadas, pues su consejo de administración no son más que unos pescaditos casi insolventes. ¿S apuestan algo?

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