Bancos y empresas reparten beneficios para pocos, y curritos con trabajo o sin él, reparten maleficios para muchos. Es lo que hay.
Hay, además, gente que no trabaja (parados sin subsidio, jubilados, y muchos niños como daños colaterales), que deben elegir entre pagar los recibos de electricidad, gas, y agua (con recogida y reciclado de basura incluido), o comer.
Yo les aconsejo que paguen esos recibos; vayan a por arroz, garbanzos, y lentejas a un banco de alimentos, y… ¡asunto resuelto! Podrán presumir de hacer dieta vegana (sin carne, pescado ni lácteos), y no comer verduras ni frutas por eso de los contaminantes. ¡Dieta sana in corpore sano e insepulto!
Hablemos en serio: La pobreza energética no existe; lo que existe es la pobreza extrema, donde hay personas con ingresos míseros –si tienen– que pasan más hambre que dios, gracias a Rajoy y su gobierno del PP.