Los cuatro elementos

Los antiguos alquimistas, precursores de la química, conferían, vayan a saber por qué, que la unión de los cuatro elementos –el aire, el agua, la tierra y el fuego–creaban otro nuevo elemento que  trasmitía la perfección y la pureza. Esta creencia sería cierta en todo el mundo, menos en un recuncho, llamado España, donde los cuatro elementos no tenían huevos a unirse, ni de coña, por lo cual existía la imperfección y la torpeza. Me refiero, claro está, a los cuatro elementos nacionales: Sánchez, Casado, Rivera e Iglesias. Pues bien, auguro que, de aquí a noviembre, los cuatro elementos nos van a tocar los huevos a modo hasta llevarnos a nuevas elecciones, si Alá el misericordioso no lo remedia. Me importa un carajo que las haya o no las haya, pero lo que no soporto es a estos cuatro elementos de cojones, dándome la vara todos los puñeteros días diciendo que si sí, o que si no, las va a haber. No soy alquimista, pero si lo fuera, y les dijera lo que haría con los putos cuatro elementos: es probable que tuviera ciertas complicaciones. En su lugar,  hagan como que oyen soplar el viento. 

Los cuatro elementos

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