Cuando Sánchez dio puerta a Rajoy, creí perder una línea de inspiración. Pero no. Fue patético ver a Chaves en la comisión de investigación del Senado, propuesta por el PP, y a su inquisitivo portavoz que preguntó –elegante pero con muy mala follá– a Chaves, y adornó su piadosa intervención con videos y grabaciones de voz. Chaves le salió por chicuelitas y naturales, por aquello de no perjudicar su defensa. El asunto estuvo bien planteado, a no ser porque el Senado –y menos el PP– jamás convocaron a Rajoy por el mismo asunto que a Chaves; una lástima. Habría sido cojonudo verlo y contestar preguntas relacionadas con la cosa, con vídeos de Bárcenas, lo de “Luís aguanta” y usar apuntes de su “libretita de la caja B”, No pudo ser, como tampoco fue en sede judicial, donde Rajoy “testigo poco creíble”, parecía tonto o se lo hacía, con desconocimiento total de las “finanzas lucrativas” del PP, descritas en sentencia anterior a su capamiento como presidente de Gobierno. Lo habría pasado de puta madre.