En plan cachondeo

obre la sentencia de marras, dicen algunos analistas políticos que menciona la posibilidad de abrir una reforma constitucional. Por supuesto que no voy a leer ese mamometro de quinientas páginas, para saber si lo dice o no. Pero si lo dice, seguro que es de cachondeo. Nadie con un dedo de frente se creería lo de un cambio constitucional en cosa semejante, que afectaría a la constitucional unidad indisoluble del territorio, la monarquía, el 21% del PIB español, y menos, que tales cosas fueran bendecidas por los tres quintos del Parlamento a favor de tales cambios, y un referendo. Los cambios que se hicieron a la Constitución fueron  dos: Uno en 2009, referente al derecho de los extranjeros a ser electos a cargos público, y en 2011 incluir el concepto de estabilidad presupuestaria, y la prioridad del pago de la deuda pública. Ambos cambios de tapadillo, por no afectar a leyes orgánicas, y a partir de ahí, amén. Por eso jamás se arreglará lo de la independencia de Cataluña, aunque lo quisieran todos los catalanes, vascos, andaluces, gallegos, extremeños y etc., etc., porque, además de autonómica, España es una monarquía federal automática, por la gracia de Dios, según diseñó el muerto por excelencia.

En plan cachondeo

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