El vivo al bollo

Pablo Iglesias es uno, como Casado, y Arrimadas, que habla de que se cumpla la Constitución. Pero hay otro que no pierde comba, siempre que puede, de hacerle propaganda al librito: El Rey. Hace un par de días se fue a Israel a conmemorar los setenta años del fin del holocausto nazi contra los judíos, y otros muchos, españoles entre ellos. Me parece bien pero ¿No debería decir algo aquí, en recuerdo de los ochenta años del los asesinatos de represaliados del franquismo, enterrados en fosas comunes y cunetas, donde todavía están? Ya, ya; ya sé; me pueden decir que el Rey no puede hablar de política, pero esto no es política, es justicia; y de eso si que puede hablar si quiere. Claro que hasta ahora no quiso hacerlo, porque a él que carallo le importa eso, con la vida muelle que lleva. Ya se sabe: “El muerto al hoyo, y el vivo al bollo”. 

¿Alguien tendría cojones a enmendarle la plana, si hablara de sacar a esos muertos de donde están, y enterrarlos dignamente? Podría hablar con cuidadín, mentando la Ley de Memoria Histórica y su cumplimiento, una ley aprobada por el Parlamento, y todos a chantar la muy. Sería algo con lo que se pondría fin a las heridas todavía abiertas de la guerra civil, sin duda. ¡Pero quiá!. A él solo le interesa largar de la Constitución, que habla del derecho a la vivienda, pero no lo garantiza, y del derecho al trabajo, aunque no te asegura un contrato temporal, ni fijo, ni hostias. La Constitución sólo garantiza la vivienda y un contrato fijo de trabajo para él. Un contrato de puta madre, y una vivienda en un barrio cojonudo.

El vivo al bollo

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