Desde el G-20

Pedro Sánchez pidió “responsabilidad” (que se abstengan, vaya), a Casado del PP, y Rivera de C’s, antes que aceptar un gobierno de coalición con Iglesias, de Unidas Podemos. Clarita dejó la cosa. Siendo imprescindibles a Sánchez los votos de Podemos, para su investidura y un gobierno de izquierda, a cambio ofrece a Iglesias un papel terciario en cargos fuera de ministerios. Algo muy parecido a como si fuera Rajoy blanqueando dinero negro de su caja B. Presume Sánchez de haber subido el salario mínimo a 900 euros, cuando tuvo que hacerlo bajo presión de Iglesias, que es a quién debemos esa subida. Sánchez, forzando su investidura sin su apoyo, quiere que Iglesias trague. Cuando pierda la primera vez, afeará a Casado y Rivera, y se cebará con Iglesias porque quiere destruir Podemos tanto como la derecha. Sin duda, lo mejor para la clase obrera es un gobierno de coalición PS(O)E – Podemos. Pero eso a Sánchez se la trae floja. Una prueba: No abolió la reforma laboral de Rajoy, cuando Iglesias se lo propuso. 

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