Un año para olvidar

Se acaba un año que nos gustaría olvidar, pero quedará grabado para siempre en nuestras mentes y formará parte de nuestros recuerdos más espantosos. Historias individuales aparte, su balance es tan desolador que supera la capacidad de resistencia aún las personas más equilibradas. 

Es una obviedad decirlo: el 2020 que fenece pasará a la historia como el año de la peste que marcó nuestra vida sanitaria, económica y social desde que un virus de origen desconocido rompió el paradigma de seguridad confortable en que vivíamos y vino a demostrarnos que somos frágiles y vulnerables, pese a haber alcanzado cotas inmensas de progreso y contar con tecnologías tan avanzadas que con un golpe de click ponen el mundo a nuestro alcance.  

Somos igual de frágiles y vulnerables que nuestros antepasados de hace cien años, como prueba el que estemos luchando contra el coronavirus con las mismas armas que ellos emplearon para combatir la llamada “gripe española”. “La pandemia es el equivalente moderno del Diluvio Universal, es un desastre global…, una lección sobre la necesidad de prepararse para futuras amenazas”, dice Robert P. Crease, director del departamento de Filosofía en la Universidad de Stony Brook de Nueva York.

Es como una bomba de racimo caída sobre la tierra que tiene una inmensa capacidad de destrucción con daños inmediatos. Los más dramáticos son los cientos de miles de personas muertas -más de 70.000  en España, según el INE, 1.359 en Galicia-; el contagio de millones de ciudadanos que luchan contra la enfermedad en hospitales, residencias o en sus casas; y el golpe mortal que asestó al tejido productivo de empresas, pequeños negocios y autónomos con consecuencias laborales y sociales para los trabajadores que perdieron sus empleos.  

También son graves los daños colaterales. La pandemia cambió nuestras costumbres,   deja un reguero de sufrimiento y tristeza y genera una gigantesca ola de temor e inquietud como amenaza que es para la salud, el bien más preciado que tenemos los humanos. Y deja otra ola descomunal de incertidumbre sanitaria, económico-laboral y social.  

Es posible que en la noche de fin de año pesen mucho las vivencias y recuerdos amargos del 2020, pero nadie debe levantarse de la mesa sin abrir su mente a la esperanza en el mañana. 

Ya llegó la vacuna y “la pandemia se irá desvaneciendo en 2021 hasta ser un problema menor”, dice el financiero y filántropo americano Ray Dalio. Y la bioquímica Katalin Karikó, cuyos descubrimientos fueron la clave para las investigaciones de Moderna y BioNTech, afirma que “estas vacunas nos van a sacar de la pandemia. En verano probablemente podamos volver a la playa y a la vida normal”. Ojalá acierten. ¡Feliz año! 

Un año para olvidar

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