Nos miramos, nos odiamos…

Todo empezó en el debate previo a las elecciones de diciembre de 2015 cuando Pedro Sánchez traspasó el umbral de la cortesía política e insultó a Rajoy. En aquel escenario intercambiaron calificativos de grueso calibre y su relación se rompió, aunque se vean forzados a hablar ocasionalmente. Esa enemistad personal y política permanece tras el regreso a la secretaría del partido del líder socialista, cuyo “proyecto político” es echar al PP y a Rajoy de la Moncloa y desmantelar casi todas sus políticas.  
Desde el punto de vista personal, cada cual elige sus amistades y nada que objetar a que estos dos señores emulen a Ortega y Unamuno que, dice una leyenda urbana, relataban uno de sus encuentros con la expresión lacónica “nos miramos, nos despreciamos y nos odiamos”.  Pero se da la circunstancia de que uno es presidente del Gobierno y otro líder del primer partido de la oposición y del entendimiento de ambos depende la solución de muchos problemas que España tiene pendientes.  
El jueves pasado hablaron de la cuestión catalana y parece que se entendieron en lo esencial, pero discrepan en detalles “procedimentales”, también esenciales. Mal presagio porque si en este desafío al Estado no forman causa común difícilmente se entenderán en otros asuntos importantes que determinan el rumbo del país.    
Como la tan traída reforma de la Constitución para, parafraseando a El Roto, saber de una vez si somos “un país plurinacional, multicultural, polisémico, autónomo, descentralizado, regionalista y/o federal”; el pacto por una educación que forme a los escolares para los desafíos del mundo que viene; el paro y los retos del mercado de trabajo, que no se sustancian derogando la reforma laboral; la  reforma de las pensiones cuyo sostenimiento se tambalea y de las administraciones para hacer sostenible la estructura del Estado; la regeneración democrática, incluida la  justicia, sometida a caprichos políticos; el papel de España en Europa después del Brexit y en el nuevo marco geopolítico que abren las veleidades de Trump… 
Estos y más problemas necesitan de PP y PSOE que lideran los dos políticos. Nadie les pide que se quieran, pero como servidores públicos que son se les exige que se entiendan, que pacten y acuerden con el sentido de Estado que requiere gobernar al país. Aunque ellos -y sus acólitos- estén cómodos entretenidos en frivolidades domésticas, más atractivas para golpearse personal y partidariamente. 

Nos miramos, nos odiamos…

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