La voracidad de Hacienda

nés Carrión es una estudiante coruñesa de la ESO –16 años– que el curso pasado fue premio extraordinario al rendimiento académico y la Consellería de Educación le entregó un cheque por la cantidad “simbólica” de 750 euros como reconocimiento a su excelencia académica. Pero hete aquí que en abril la Agencia Tributaria le informaba por carta que de esa cantidad se le retenía el 19 por ciento, con lo que el premio quedó en 607,5 euros.
En mayo matrimonios asturianos casados en los últimos cuatro años –lo contaba “El Comercio” de Gijón– recibieron la visita de los inspectores de Hacienda que les pedían facturas de la boda: del vestido, del número de comensales, de las flores, del fotógrafo, del grupo musical que amenizó el evento…, les faltó pedir datos de la consumación del matrimonio. “Yo no guardé facturas, decía una novia tres años después, conseguí la factura del restaurante y no sé qué a qué viene este rigor fiscal con nosotros”.
Pero el colmo de la voracidad de Hacienda se produjo la semana pasada en una boda en Badajoz. Informa el diario “Hoy” de que en pleno banquete se presentaron dos hombres trajeados que espetaron a los novios: ”Somos de Hacienda y hemos venido a embargar la boda” y les exigieron ingresar el dinero de la comida en la cuenta del fisco con el que la empresa del catering que la servía tenía deudas. Imaginen la desfeita posterior: ni postre, ni tarta, ni brindis, ni baile, hasta les cortaron el aire acondicionado... “Estás a tope de felicidad y te ponen en el infierno”, dijeron los novios.
“Hacienda somos todos”, dice el eslogan acuñado por el ministro Fernández Ordoñez en 1978, pero ¿cómo explicar a una adolescente que su cheque de 750 euros tiene retención mientras están exentos premios de la lotería por cuantía muy superior? ¿Cuánto cree Hacienda que va recaudar de las bodas de los jóvenes matrimonios asturianos? ¿Cómo se puede irrumpir en una boda para embargar a una empresa ajena a novios e invitados ¿Por qué los “hombres trajeados” no van a los estadios y paran los partidos para embargar la taquilla de los clubes deudores? Siempre fue más fácil y cómodo acosar a los débiles que inspeccionar a los fuertes.
Perseguir el fraude es obligación de la Agencia Tributaria, pero las bolsas de defraudación no están ni en el modesto premio a la alumna coruñesa, ni en las bodas asturianas, ni siquiera en la empresa pacense de catering. Si Hacienda quiere encontrarlas, debe “investigar más arriba”.

La voracidad de Hacienda

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