¿Alarma o histeria?

s verdad que el coronavirus se contagia con facilidad y causó ya centenares de muertes, la mayoría en personas con otras patologías. Pero, según los expertos, tanta alarma social y psicosis colectiva -a veces histeria- son exageradas porque la incidencia y el índice de mortandad no alcanzan los niveles de la gripe común. En España, 73 casos entre 47 millones de personas.   
Lo que está ocurriendo parece un calco de la Gripe A que en 2009 también creó una
inquietud planetaria alimentada por el miedo. Entonces, el presidente de los Colegios Médicos llamaba a la sensatez y denunciaba que las “epidemias del miedo” se crean con algún interés económico o político, “porque siempre hay quien se aprovecha para vendernos vacunas, mascarillas o jabones especiales”. 
Tenía razón. Aquel verano se compraron  millones de dosis de una vacunas, tan innecesaria como ineficaz, contra un enemigo creado por una manipulación global que estimuló un negocio planetario. “Ahí está el detalle”, diría Cantinflas, que un  personaje de “El Roto” expresaba con esta reflexión: “La gripe resultó ser gripe, disculpen el susto que les dimos… y el negocio que montamos”. 
¿Estará ocurriendo ahora algo parecido? De momento la locura se desató con las mascarillas, un negocio menor, pero seguro que en algún lugar del mundo hay prisa por “fabricar” otra vacuna que se venderá a precio de oro y multiplicará la cuenta de resultados del laboratorio dueño de la patente. 
Otro contagio del Covid-19 está en la economía, que entró en pánico. Caída espectacular y pérdidas millonarias en las bolsas, producción paralizada en China, la fábrica del mundo, empresas desabastecidas y en ERE, cancelación de eventos económico-sociales y deportivos, se limita la movilidad de la gente viajes de negocios incluidos… Y se avecina un desplome del turismo, que en España aporta en torno a un 15 por cien del PIB. 
Por eso, viendo las reacciones que produce la expansión del brote vírico, los responsables de economía deberían revisar previsiones y adoptar medidas de contingencia, como hacen otros países. Por razones que se me escapan, intuyo que el “coronavirus económico” vino para quedarse y nada será igual en la economía global. 
Con todo, la salud es lo primero. En este sentido, tranquiliza que las autoridades sanitarias activen protocolos y aconsejen medidas para prevenir la difusión de la enfermedad, tarea en la que colaboran algunos profanos, como Joaquín Sánchez,  futbolista del Betis que receta “lavarse las manos y comer jamón”. Es una buena terapia. 
Galicia, a salvo de momento. Pero presiento que cuando llegue el “virus chino” contagiará también la arena política. Para que se note que estamos en campaña electoral.

¿Alarma o histeria?

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