Esos locos bajitos

leva días revoloteando sobre mi mente de confinado la canción de Serrat “Esos locos bajitos”, puesto que me acuerdo mucho de mis nietos confinados también, pero en el Reino Unido, y de los miles de niños que permanecen en sus hogares y que no pueden salir a la calle. En uno de mis últimos artículos cuando hacía referencia a los problemas que nos estaba ocasionado el coronavirus me refería a unos vídeos que se hicieron virales en las redes y que tenían como protagonistas a dos niñas. En uno de ellos la menor de la casa se dirigía a su padre y delante de la puerta de salida del hogar le decía: “quiero salir a la calle”. Y en el otro la niña que vive en un piso bajo y detrás de unas verjas llamaba a los que pasaban por la calle y les rogaba: “dejarme salir. Mi papá no me deja ir al parque…”
Esa es la tremenda injusticia de tener a los niños confinados en los hogares, en las casas donde en la gran mayoría de ellas lo único que existe es un pequeño balcón o una ventana que abre poco y hacia afuera. La canción de Serrat, que tanto escuchamos entre otras cosas nos decía: “Esos locos bajitos que se incorporan/con los ojos abiertos de par en par/sin respeto al horario ni a las costumbres/y a los que, por su bien, hay que domesticar”. Y termina: “Nada ni nadie puede impedir que sufran/que las agujas avancen en el reloj/que decidan por ellos, que se equivoquen/que crezcan y que un día nos digan adiós”.
Hoy esos locos bajitos siguen sufriendo entre las paredes de sus domicilios, de sus casas, de sus moradas que son el confinamiento en forma de una cárcel de papel. Es necesario encontrar una solución para ellos cuando ya hemos superado el primer mes de permanecer recluidos en nuestras casas. Las alternativas, las propuestas, las sugerencia de sus padres se van agotando de forma rápida y paulatina. Cada día hay que estar innovando y la innovación tiene un límite.
Es necesario encontrar una solución. En tal sentido asumo la petición hecha por el presidente de la Xunta en la videoconferencia de presidentes. Esos locos bajitos tienen que salir a la calle y respirar con fuerza el aire diario que nos inunda sin tanta polución y que les dé el sol  fuente  de vitamina D. La solución tiene que ser controlada, ocasional, una vez al día, en forma de paseos breves por las cercanías de sus domicilios, con los parques infantiles cerrados, y siempre de la mano de uno de los progenitores. Esos locos bajitos nos lo van a agradecer algún día cuando recuerden esta temporada tan nebulosa que nos ha tocado vivir e inundado a todos.

Esos locos bajitos

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