La Falperra, un barrio en el olvido

a Alcaldía coruñesa tiene en el olvido al barrio más emblemático de la ciudad extramuros, por su historia y antigüedad. El nombre dio origen a configurar uno de los lugares más exponentes del desarrollo de los barrios más populosos desde el siglo XVII-XVIII, La Falperra que viene a ser “falda de piedra”, que abarcaba a otros que se desarrollaron a la sombra de este en dirección a Cuatro Caminos, Santa Margarita, Vioño y Garás. A aquel recinto se le denominó El Gurugú (antes era el nombre de la calle que hoy se denomina Sinforiano López). 
Hasta aquí un poco de historia, ahora toca hacer análisis de los reproches con un buen fundamento, aunque está demostrado que al equipo que rige la ciudad le da igual lo que se diga o se escriba y que sus ciudadanos estén con una rabia contenida ante su pasividad y el olvido a que son sometidos desde su llegada a la Alcaldía. La Falperra lleva cuatro años en completo abandono y no se ven trazas de que se vaya hacer algo por el barrio. Los vecinos se quejan de que son de segunda clase y sin voz; el Ayuntamiento ni se molesta en llamarles para llegar a algún principio de acuerdo sobre las necesidades que tiene el barrio, que son muchas y de diversa índole, entre las cuales está la construcción de un mercado y centro de salud, que el alcalde ignora por completo y ni contesta a las misivas enviadas por la asociación de vecinos. En cambio, la Xunta se mostró abierta a estudiar las ideas que se le presentaron. Ahí radica una diferencia entre la receptividad y el olvido.
Los ediles de la Marea, con el alcalde a la cabeza, deben explicar a los vecinos de La Falperra el motivo de no querer saber nada de lo que necesita el barrio. No puede anteponer un “aquí se hace lo que diga; sí no es como digo, no se hace nada”. No es un ejercicio de democracia, no se comporta lo mismo con otros barrios y sí, en cambio, permite hacer propuestas que niega a La Falperra, que es un barrio como los demás. El alcalde, se debe a la obligación de oír a sus vecinos, de conocer las necesidades que tienen y ellos tienen un derecho a que se les asista en todo lo preciso, para que el barrio funcione adecuadamente en el ámbito social y económico. No puede ningunear al barrio por un capricho desproporcionado después de que rechazasen un proyecto que nadie quiere. Los vecinos asumen que su propuesta es mejor y debe hacerse. Estas y otras reivindicaciones las avalan 3.200 vecinos y 180 comerciantes que siguen luchando por sobrevivir en la zona, pese al abandono municipal.
O la Alcaldía toma una decisión que agrade a los vecinos o la Marea puede irse despidiendo de la Alcaldía y quizás también de su mandato como ediles en el Ayuntamiento. La ciudad clama contra los concejales y el alcalde por no hacer nada por la ciudad y dejar a esta en una situación calamitosa. La Falperra, es un claro ejemplo de lo que un político al frente del Consistorio no debe hacer: dejar en abandono y en completo olvido a toda una comunidad de vecinos que conforman un barrio. El cómplice de este embrollo es el PSOE, que no sabe estar a la altura que le corresponde por su historia. O lo remedia o pagará su precio en votos.

La Falperra, un barrio en el olvido

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