El costo energético

El precio al que está la energía y su escalada al alza, si no para de producirse, puede acabar con el sistema productivo intensivo español en poco tiempo, al no tomar medidas adecuadas para frenar este desmesurado artificio en que se escuda el modelo energético. Las empresas están iniciando la carrera de descentralizar y trasladar sus centros a otros lugares con un sistema energético más acorde con la producción intensiva. Comenzando a salir de España de un modo drástico, la mayoría de esas empresas están en manos de capital extranjero y para sus directivos no existe el mercado libre, sino una competencia al menor costo posible y esto no es factible en España debido al alto precio en el que se instaló el precio de la energía.

Los ajustes de plantillas han comenzado y a lo largo del presente año se perderán más de 14.000 empleos directos, pero seguirán en el tiempo en los dos ejercicios siguientes hasta alcanzar la cifra de más de 25.000 puestos de trabajo, que se irán a pique sino, soluciona este grave problema el Ejecutivo que salga de las urnas y pone en regla un sector que se halla a la fuga debido al alto precio de la energía. No puede ser que la última, que es la más cara, entre en la lista y se cobre toda al mismo precio. Es preciso contar con reglas de lo que se debe hacer para evitar la destrucción de los empleos productivos de la industria española; de lo contrario veremos marchar a muchas de ellas a otros destinos más apropiados a sus intereses.

Así hallamos al Grupo Día, con 2.100 puestos de trabajo a eliminar y 300 tiendas a las que echará el cierre. No solo será el grupo de distribución, también la banca, energía, industria y telecomunicaciones están en el mismo bando de eliminar puestos de trabajo directos. De modo que el Banco Santander, tras la integración del Grupo Popular, prevé un excedente de más de 3.000 trabajadores y el cierre de más de mil oficinas. Caixa Bank dejará en el camino otros 2.000 empleos. Naturgy (antigua Gas Natural) reducirá su plantilla en otros 2.500 obreros. El sector de la movilidad, perderá en Cataluña más de 2.000 puestos. Vodafone, otros 1.000 empleos, Airbus, 200 trabajadores, al dejar de producir el modelo A-380. Alcoa dejará en la calle unos 700 empleados por el cierre de las plantas de La Coruña y Avilés y corre serio peligro la planta que está en As Pontes El sector del automóvil, con Ford, a la cabeza, prevé un importante ajuste en sus plantillas. Sin olvidarnos de Isowat, la antigua Isolux, que despedirá a sus 82 trabajadores del sector de material eléctrico y, por último, Ferroatlántica, donde 550 empleos están en el aire, principalmente los que se concentran en la provincia coruñesa, Poligal y Ence llevan el mismo camino. En muchos de los casos, el mismo denominador común. Una energía muy cara, con la que no se puede producir y menos competir en el mercado internacional con el acabado industrial. 

O se ponen condiciones a las energéticas o estas acaban con el tejido productivo intensivo de España. Hay que buscar una solución permanente y que las empresas productoras y receptivas de energía tengan seguridad jurídica y los trabajadores puedan sentirse seguros en el desarrollo de su profesión.

El costo energético

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