La dignidad política

El alcalde coruñés al igual que la izquierda tradicional a lo largo de la historia, culpa a los demás de sus fallos y errores; nunca entonará un “mea culpa” por algo se hizo mal. Son temas en los que no han tenido nada que ver, ni han participado en el desaguisado propiciado por la Marea, que causa un estropicio de 15 millones de euros a la ciudad, pero la Alcaldía se queda tan ancha a pesar de una trascendencia negativa y hace recaer la culpa en la oposición, cuando toda la responsabilidad es de la Marea, con su alcalde a la cabeza.
Las consecuencias de estos errores, pese al reparto de culpas, las paga la ciudadanía coruñesa, que se ve privada de ayudas, vía inversión. Pero, eso sí, la Marea con su exculpación propina una soberbia bofetada al PSOE, por ser este partido su valedor, aunque aún encima no forma parte del gobierno municipal por negligencia del exsecretario general Pedro Sánchez, que decidió darle un voto en blanco y dejarle hacer a la Marea todo lo que desease. Esta nula y muchas veces mala gestión ha propiciado un serio problema al socialismo, que cuya presencia en la vida municipal está menguando y puede acabar como el Bloque, con una exigua representación, sino cambia el rumbo y se pone en el lugar que le corresponde por historia para exigir al equipo de gobierno municipal su responsabilidad, ya que lleva año y medio en el limbo y todavía pensando en lo que va hacer y sin tener idea alguna de cómo actuar.
En esta tesitura el Partido Socialista es el más castigado por su permisividad y de seguir por este camino, a la vuelta de las siguientes elecciones, puede llevarse el susto de su historia, y verse casi fuera del hemiciclo municipal, dejando un espacio a otras fuerzas. Por tanto, es hora de tomar medidas y empezar a mover ficha por el bien de un partido centenario y no obviar la responsabilidad que tiene en las decisiones municipales, que tanto afectan a la ciudad como a los grupos que conforman el municipio, aunque sobre todo a unos más que a otros.
En definitiva, la Marea no es digna de dirigir un municipio como A Coruña, cuando ni siquiera es “responsable” de sus propios errores. No hay excusas para ello, ni tampoco para perder 15 millones de euros en ayudas, porque, a la vista de todo, mucho prometer, pero nada de dar trigo y sin esto último la ciudadanía no vive. El mundo político está lleno de promesas incumplidas y es hora de que el votante exija algo más a sus políticos, sobre todo sensatez y honorabilidad en su cometido y no disculpas como las de un niño travieso de “yo no he sido, ha sido él”. Con lo cual todo el mundo es culpable, menos el autor de la propia culpa. Lo primero cuando las cosas no se saben hacer o se hacen mal, presentar la dimisión del cargo.
El mundo nos enseña lo que hay que hacer y cómo. Puede que haya alguien que entrase en la ciudad, pero que la ciudad no entrase en él. La Marea no despertó del sueño que le aupó a la Alcaldía con el benemérito socialista y ya no despertará, seguirá en su continuada ensoñación política a ninguna parte.

La dignidad política

Te puede interesar