Deuda billonaria

el mundo parece haber enloquecido al alcanzarse una gigantesca deuda, solo diez años después del colapso financiero internacional, la cual ronda los 129 billones de euros. Sin añadir, por supuesto, la deuda financiera, que es otro bocado importante a cuantificar. Lo que viene a situar dicha deuda en el rango jamás alcanzado y sin precedentes en la historia mundial, provocada por los bajos tipos de interés, que si comienzan a subir los nervios de los tenedores de deuda aflorarán como una epidemia primaveral; por lo que posiblemente se está incubando otra nueva crisis que puede dejar a la anterior en un juego de niños.
Ello supondría el caos universal de la economía tal y como la conocemos y entendemos. Así, la deuda acumulada por los estados soberanos, las familias en general y empresas en su conjunto triplican el valor de la actividad económica generada en el ámbito mundial. Mientras que las economías del llamado Grupo G-20, su deuda creció en los años siguientes a la crisis anterior en una equivalencia del 235% de su producto interior bruto.
Hay que tener presente que la deuda privada creció de forma exponencial en todos los continentes, cuando los bancos prestaban alegremente lo que no tenían, pero el papel hipotecario se sacaba a los mercados para seguir generando más prestamos. Esto pasaba sin rubor en EEUU, Francia, España, Inglaterra y otros numerosos países desarrollados, lo que generó la crisis hipotecaria y el colapso bancario en general con la quiebra de algunas entidades financieras y las ayudas generadas a diversos estados por recapitalizar la banca y aglutinar entidades en quiebra a otras en mejores condiciones. Todo este proceso generó una simbiosis de concentración bancaria, que a día de hoy aún no ha finalizado y se prevén nuevas fusiones o adquisiciones de aquellas que carecen del capital suficiente para salir a flote por su aversión al riesgo inmobiliario que todavía persiste.
En realidad, estamos ante los niveles más altos de la historia del endeudamiento de la humanidad que arrastra desde los últimos cinco mil años en que los humanos han ido creando deuda para satisfacer sus necesidades. Pero ahora mismo es extremadamente alarmante el alto nivel alcanzado, que sitúa la economía como una bomba de relojería con efectos retardados. Nadie sabe sus consecuencias ni el alcance que puede tener y generar una situación tan compleja.
El problema radica en la crisis financiera de 2007-2008, que en lugar de atajar las causas se decidió por la salida de una expansión de vértigo de deuda pública, tanto en Europa como en EEUU durante la primera década de este siglo. Lo que originó que entre 2002 y 2008 el endeudamiento privado de las economías americana, europea y japonesa se disparase un 35% por la globalización bancaria, lo que produjo una falta de regulación del crédito en casi todos los sectores económicos privados. Las empresas se endeudaron todo lo que pudieron y más, las familias recibieron créditos por encima del valor de los bienes a adquirir, sobre todo en el sector inmobiliario y este descontrol sembró el fin del principio.

Deuda billonaria

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