Los dos patitos

Cuatro millones de euros, ahí es nada. Jo, ya cundía que tocase el 22, ¿que no? Yo tengo mis esperanzas aunque son bien escasas porque sólo me he comprado un décimo y una participación, así que posibilidades más bien pocas y el premio, en su caso, recortado. Ya ni entro a calcular lo que me lleva hacienda (esa que dicen que somos todos) porque casi me dan ganas de que no me toque... La verdad es que tiene que ser de infarto lo de ver tu número en la pantalla, coreado a pleno pulmón por los chiquillos de San Ildefonso. Por cierto, criaturicas mías, qué ensayadito lo tienen todo. Esos niveles de estrés a edades tan tempranas no pueden ser buenos, ¿eh? Porque aún con toda mi vena de actriz frustrada y las ganas de público desde bien canija, si me plantan con 8 años a cantarle a España entera que un pueblo de La Mancha profunda acaba de chaparse en oro, pues que quieren que les diga, algo de flojera me daría... 

Y ahora que lo pienso, el día de autos, los que tienen que estar frotándose las manos son los bares y los supermercados del lugar agraciado, les haya o no tocado a ellos el número en cuestión, porque las riadas de alcohol que deben de venderse esos días... madrecita, no me dan las cuentas, fíjense. Que si venga a sacar botellas de cava para salir en el telediario de la primera, que si iba a comprar 100 pipers para Nochebuena pero mejor me voy a un chiva’s de 12 años, que si me trabajo estar al borde de un coma en fin de año con gin tonics, que si vamos a comprarle al abuelo una caña de hierbas buena... Y no me digan que esto no es así, porque España nunca ha sido sobria. ¡Óle lo nacional!

Yo montaría un jolgorio que no me acuesto de la farra, como poco, hasta pasados reyes. Ya veríamos como solucionar lo de ir a trabajar, porque esto una alegrÍa te da, un penar te lo quita, pero de pobre, lo que se dice de por vida, tampoco es que te saque. En fin, soñemos, que nunca se sabe... Y es que en esto, cada año, todos o casi todos, compartimos durante unas horas una misma esperanza. Y oigan, que si es sólo por el capricho, jueguen a rugby, que siempre, pero siempre, te toca un gordo.

Los dos patitos

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